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a la decisión real, Su Majestad vio con gran
satisfacción la determinación tomada por V. S. y
otras piadosas personas, de rocoger jóvenes en el
Oratorio aquí establecido, donde darles educación
religiosa y moral.
Que, deseando promover la realización de la
piadosa obra, y no pudiendo, por sus múltiples
ocupaciones, acudir a la colocación de la primera
piedra de la ((**It4.276**)) nueva
iglesia, cuya construcción ha sido proyectada, se
ha dignado dar una prueba de su generoso y Real
corazón, manifestando la intención de concurrir de
algún modo a la referida obra, llegado el caso.
Tengo la satisfacción de dar a conocer a S. V.
Rvdma. la favorable disposición manifestada por su
Majestad respecto a una institución tan
recomendable por su finalidad; y, añadiendo mi
particular tributo de encomio por los celosos
cuidados, con que usted la promueve y dirige,
aprovecho la ocasión que se me presenta, para
profesarme con todo aprecio,
De V. S. Reverendísima.
Turín, a 5 dejulio de 1851
Su
Seguro Servidor
por
el Ministro
DE
ANDREIS, primer Oficial
Mientras tanto, como se trabajaba con todo
empeño, los cimientos de la iglesia estaban ya a
flor de tierra, y don Bosco y los otros
eclesiásticos encargados de los Oratorios,
presentaban en la Curia una instancia al
Arzobispo, pidiendo la facultad para bendecir la
primera piedra. El 18 de julio, el canónigo
Celestino Fissore, Provicario General, en nombre
de monseñor Fransoni, ausente, respondía por
escrito a la demanda, concediendo a don Bosco, o a
otro sacerdote por él requerido, la facultad de la
bendición, de acuerdo con el Ritual Romano.
Se determinó colocar la primera piedra el 20 de
julio. Los seiscientos y más muchachos del
Oratorio, como en tromba, esparcieron la noticia
por toda la ciudad, así que el 20 por la tarde se
reunió en el lugar una multitud de gente, como
nunca se había visto por aquellas partes.
Hubiera sido seguramente monseñor Luis
Fransoni, que tanto quería a don Bosco y a su
obra, quien hubiera bendecido la primera piedra;
((**It4.277**)) pero
desgraciadamente el intrépido prelado seguía
desterrado
(**Es4.216**))
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