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que su palabra o una carta sin legalizar, y hubo
bancos, en América, que entregaron a los
salesianos grandes cantidades y enviaron después a
don Bosco, a cuyo nombre figuraba el préstamo, las
letras de cambio en blanco para que las firmase,
como él hizo.
>>No es todo esto un milagro llamativo y
continuo durante casi medio siglo? >>No resulta
evidente que don Bosco fue el hombre que Dios
quiso presentar ante el siglo materialista, para
hacerle ver de cerca lo que puede, sin cálculos y
artes humanas, el apoyo de la Divina Providencia,
a quien pone en ella una ilimitada confianza?
También hay que tener en cuenta esta misión de
don Bosco en la marcha de nuestra narración,
mientras debemos decir aquí que ya en 1851 y ante
don José Cafasso, el teólogo Borel y don Francisco
Giacomelli había manifestado muchas veces su
pensamiento de construir su futuro y grandioso
Oratorio. Más aún, un día a primeros de año,
rodeado de sus muchachos, les habló del espléndido
porvenir de la casa de Valdocco, con un amplio
patio cercado de soportales, y describió, como si
ya estuvieran a punto de suceder, las fiestas que
se celebrarían en una gran iglesia, las estupendas
músicas que allí resonarían y el concurso de
fieles a los pies de los altares.
Sin embargo, en el mes de marzo, se decidía don
Bosco a empezar la edificación de una capilla más
decorosa ((**It4.254**)) para el
culto divino y más capaz para la creciente
necesidad. La antigua, como ya hemos visto, se
había agrandado un poco con el añadido de unas
habitaciones, pero seguía siendo insuficiente y
poco adecuada. Para entrar había que bajar dos
escalones, así que en los días de lluvia
fácilmente se anegaba y humedecía. En el verano,
en cambio, como era tan baja de techo y tenía tan
poca ventilación, sofocaba el excesivo calor y
eran pocos los días festivos en los que algún
muchacho no se marease y hubiera que sacarlo
fuera. Por tanto, no sólo era conveniente, sino
necesario construir un nuevo edificio más devoto,
capaz y saludable.
Pero, >>con qué medios contaba don Bosco, que,
hacía pocas semanas, acababa de pagar la casa
Pinardi? Escribía José Brosio a don Juan Bonetti:
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