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puesto inadvertidamente a hervir la carne en el
mismo puchero. Ignoramos cómo anduvo la
presentación a la mesa de todas aquellas
exquisiteces; pero el canónigo Berta, todavía en
1901, nos contaba el extraño sabor que tenían, sin
que se supiera el porqué; y cómo ninguno de los
convidados pudiera tragar aquello, aunque por ser
personas educadas no demostraban su repugnancia.
Entonces le explicamos nosotros el misterio y él
riendo, pero con admiración, añadió que don Bosco
comió con indiferencia un trozo de aquella carne
nauseabunda y bebió su taza de café condimentado
con carne.
Al día siguiente de vestir la sotana, los
cuatro nuevos clérigos empezaron sus estudios de
filosofía con los teólogos Farina y Mottura, y de
repaso con el canónigo Berta, y después de unos
meses, para subvenir a los gastos que de todo ello
se derivaban, don Bosco hizo escribir a cada uno
de ellos una instancia la Rey para alcanzar una
beca, que les fue concedida 1.
Don Bosco podía por fin esperar que los nuevos
clérigos fueran suyos; pero también este esfuerzo,
preparado por él con ((**It4.232**)) tanto
celo, no resultaría, porque, como contaremos, dos
de ellos, después de algún tiempo, dejaron los
hábitos y los otros dos salieron del Oratorio por
diversas razones, ajenas a ellos, y fueron celosos
sacerdotes en sus diócesis. Pero Reviglio se
convirtió enseguida en un poderoso auxiliar de don
Bosco para el Oratorio de San Francisco y para el
internado hasta 1857.
También los otros tres le ayudaron eficazmente
en la obra de los Oratorios Festivos, ya para
catequizar e instruir a los muchachos externos e
internos, ya para asistirlos en la iglesia y en
los recreos, ya para darles clases de canto.
Margarita gozaba también al ver crecer en
derredor de don Bosco las vocaciones
eclesiásticas; pero le gustaba vivir retirada, y
con su gran perspicacia comprendía lo que era
conveniente y lo que no lo
1 He aquí una de las cuatro respuestas
recibidas:
Al Clérigo Carlos Gastini-Turín
Con un despacho de la Secretaría Real del
Estado para los asuntos eclesiásticos de Gracia y
Justicia del 30 de septiembre ppdo. se notificó a
Hacienda General del R. Economato Apostólico, que
S. M. se dignaba conceder a V. S. una beca en esta
caja, por valor de 90 liras.
Lo que comunico a V. S., a fin de que se
presente personalmente, o bien encargue a persona
conocida, prevista de autorización de V. S.,
debidamente legalizada, para cobrar el importe del
correspondiente Mandato.
Turín, 3 de
octubre de 1851
El Ecónomo
General Apostólico Real
Ab. MORENO
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