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Quiérame en el Señor, mándeme, y si valgo para
algo, será para mí un gran placer poderle servir
con el mismo afecto filial con que me suscribo.
De S. V. ilustrísima y queridísima,
afectísmo
servidor y alumno
JUAN BOSCO, Pbro.
Jefe de los
pilluelos.
Mientras tanto, los protestantes contaban con
sus cómplices entre los legisladores, los cuales
no perdían ocasión para proponer y agitar
acusaciones contra la Iglesia. En el mes de marzo
tuvo lugar en el Parlamento una rabiosa discusión
contra la enseñanza teológica, que decían estar
llena de errores, de rancias doctrinas y de una
moral baja y corruptora. Gritaban que era mejor se
activaran los estudios bíblicos, como lo hacían
los protestantes. Querían se atribuyese al
Gobierno el nombramiento de los profesores en los
colegios episcopales y se arrancase a los Obispos
la dirección de la enseñanza teológica: pretendían
se aboliera ésta, en las universidades y en los
colegios, los oratorios y las congregaciones y se
dejase a los jóvenes en plena libertad de ser
ateos o creyentes. Pero el conde Camilo de Cavour,
que todavía no se había ((**It4.229**))
declarado enemigo del clero, habló a favor de la
enseñanza episcopal, con lo que aqueIlos arrebatos
no alcanzaron, por el momento, más resultado que
una carta del Ministro de Instrucción Pública a
los Obispos, con la que intentaba imponerles
algunas condiciones para la enseñanza de la
teología y que provocó fuertes censuras de su
parte.
La irritación de los sectarios procedía de que
todos los doctores de la facultad teológica en la
universidad de Turín eran ortodoxos, salvo el
profesor de derecho canónico Nepomuceno Nuytz,
teólogo seglar de escaso valer, casi un ignorante
en historia, formado en las doctrinas de Febronio
1 y Van Espen, jansenista por imitación. Hacía
años que enseñaba y estaba al frente de aquella
cátedra precisamente para pervertir a la juventud
eclesiástica con sus pésimas enseñanzas.
Propugnaba gravísimos errores sobre los derechos
del sacerdocio y del imperio, sobre el sacramento
del matrimonio y las excomuniones. Algunos de sus
tratados habían sido condenados por un Breve
Ponfificio. Los periódicos gubernamentales le
apoyaban. Los Obispos dirigieron un memorial al
Rey para que cortase aquel
1 Juan Nicolás Febronio Hontheim: la doctrina
de este autor rebajaba la potestad pontifícia y
exaltaba la autoridad de los Obispos (doctrina
febroniana). (N. del T.).
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