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CAPITULO XIX
COMO FRENABA DON BOSCO SUS SENTIDOS - SU
MORTIFICACION AL HABLAR, ESCUCHAR Y TRABAJAR -
MAGNIFICO ELOGIO DE DON BOSCO, ESCRITO POR
MONSEÑOR CAGLIERO - PENITENCIAS EXTRAORDINARIAS Y
SECRETAS DE DON BOSCO - NO SE LAS PERMITE A SUS
ALUMNOS - SUS DOLOROSAS Y CONTINUAS ENFERMEDADES
EL aspecto de don Bosco revelaba su modestia y
mortificación. Hasta cuando estaba arrodillado, se
le veía derecho. Si estaba sentado, jamás colocaba
una pierna sobre otra; no apoyaba la espalda
contra el respaldo de la silla o del sofá: cuando
no escribía, tenía las manos juntas sobre el pecho
con los dedos cruzados. Nunca se le vio buscar una
posición más cómoda, o tumbado sobre un sofá, sino
cuando se veía obligado a ello por un grave
malestar. Se sentaba con un porte tan digno, que
imponía respeto. Le sorprendieron mil veces de día
y de noche; le espiaron, a través de las rendijas
de la puerta, mientras trabajaba a solas, o
meditaba y tuvieron siempre que admirar una
modestia tal, que no podía ser mayor. Su aspecto
era el mismo cuando estaba de pie o paseaba. Nunca
se apoyaba en el brazo de otro, aún en la edad
avanzada; sólo en aquellas ocasiones en que,
faltándole las fuerzas, amenazaba caerse. Y
entonces se apoyaba por breves instantes.
((**It4.206**)) Una
vez, en muchos años, después de haber rechazado el
brazo que le ofreció alguien que le vio arrastrar
penosamente los pies, lo aceptó y se apoyó en él,
porque de otro modo hubiera caído redondo sobre el
empedrado de la calle. Pero, mientras pudo,
mantuvo su equilibrio, con los brazos cruzados a
la espalda.
Prueba de que estos actos eran hijos de la
virtud de la templanza, son las recomendaciones
que hacía a sus muchachos de no abandonar las
pequeñas mortificaciones, ocasionadas por la
compostura y modestia, cuando rezaban, se
sentaban, estudiaban o paseaban, y su firme
propósito, practicado toda la vida sin fallar, de
no conceder descanso a sus sentidos.
Confesaba a los muchachos sentado sobre una
simple silla, incómodo,
(**Es4.164**))
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