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cena de abstinencia, y, de acuerdo con la
costumbre, mamá Margarita llevó a don Bosco su
sopa. Enseguida dijo un muchacho a otro:
>>-Mira: don Bosco come sopa esta noche que es
ayuno.
>>Al oír yo estas palabras, quise ((**It4.186**)) que don
Bosco diera una buena lección a aquellos ridículos
escrupulosos y dije en alta voz a Margarita:
>>-íHola, mamá! >>Cómo es que le pone sopa a
don Bosco, hoy que es ayuno? >>No sabe que no la
puede comer?
>>A mi ocurrencia todos empezaron a reír. La
mamá y la tía de don Bosco se defendían diciendo
que la sopa estaba adobada sólo con sal y que no
era muy apetitosa. Don Bosco no soltaba prenda,
mas yo, deseando que hablase, fingía no entender
y, erre que erre, repetía que no se debía poner
aquella noche sopa en la mesa. Entonces don Bosco,
que tal vez comprendió lo que yo quería, dijo unas
palabras tan conmovedoras sobre el tema en
cuestión, sobre la necesidad que dispensa también
de la ley, sobre la debilidad de su estómago
después de las confesiones hechas, que el muchacho
que había lanzado la imprudente frase, lloraba. De
entonces en adelante no volvía a oír criticar la
marcha del Oratorio>>.
Después de estas aclaraciones, vamos a exponer
unos hechos y testimonios referentes al espíritu
de mortificación de don Bosco, aunque se refieran
a años distintos.
<>
((**It4.187**)) Añadía
el mismo: <>.
-<(**Es4.150**))
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