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confesado por nada del mundo; estaba dispuesto a
hacer cualquier ((**It4.163**))
animalada, antes que ceder; pero usted ha sabido
cazarme con arte, me ha vencido; gracias; ahora
haría mil confesiones: mi corazón está quebrantado
por el dolor, y, sin embargo, experimento un
consuelo que nunca había tenido ni podido
imaginar. Tráigame por favor el santo Viático.
En aquel momento llegaban para visitarle dos o
tres amigos suyos, que ciertamente hubieran
intentado deshacer todo lo que se había logrado.
Entonces don Bosco, avisado de ello, dijo al
enfermo:
-Si viniere alguno a visitarle, >>quiere que le
digamos que le dejen
tranquilo y que vuelva mañana, porque ahora
necesita descansar?
-Dé órdenes en este sentido, respondió el
enfermo.
Y así se hizo. Aquellos tales recibieron bien
la cosa y se marcharon para volver al día
siguiente. Salió entonces don Bosco y entró en la
habitación toda la familia, llena de satisfacción
al oír contar al enfermo cuanto había hecho don
Bosco para volverle a Dios.
A la mañana siguiente, después de haber
recibido el santo Viático y la extremaunción,
volvieron sus antiguos amigos, compañeros de
incredulidad y de vida libre y entraron. Al saber
que había cumplido con sus deberes de buen
cristiano, empezaron a burlarse de él, que por
debilidad había doblado el cuello a las
intimidaciones del cura. Pero el enfermo, a quien
don Bosco había sugerido lo que debía decir a
éstos, respondió con franqueza:
-A la hora de la muerte se ven las cosas desde
otros puntos de vista, y esta hora también está
cerca para vosotros. Después de la vida presente,
hay otra y un infierno de penas eternas.
>>Pretenderíais acaso que fuera yo tan estúpido
como para arrojarme en aquellas llamas? Podéis
reíros: pero reirá mejor el que ría el último.
Decís que no creéis en la vida futura ni en la
eternidad; pero hay muchos otros que atestiguan su
existencia, y por consiguiente, no sois razonables
((**It4.164**)) si no
pensáis en ello. Aunque sólo se supusiera que es
dudosa la existencia del infierno, >>no es una
locura vivir con tanta indiferencia y con
manifiesto peligro de caer en él, si realmente
existe? >>Acaso no es de sabios, tratándose de la
eternidad, tomar el camino más seguro? >>Por qué
os habéis de burlar? íYo soy más prudente que
vosotros!
Ante aquella declaración, sus amigos no
supieron qué responder, y, tras unas cortas y
vanas palabras, se retiraron. El abogado vivió
todavía una semana, durante la cual fue don Bosco
a visitarle y confortarle
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