((**Es3.91**)
se puedan cantar los Maitines se cantarán, al
menos, por la tarde, las Vísperas de la Santísima
Virgen o bien solamente el Ave Maris Stella con el
Magnificat y el Oremus, etc. ((**It3.106**)) 6. Al
entonar un salmo o una antífona, canten todos al
unísono, evitando chillidos, entonaciones
demasiado altas o demasiado bajas. Cuando alguien
se equivoque al cantar, no hay que reírse del
compañero ni despreciarle; procure el maestro
sostenerle con su voz para entonarlo.-7. Los
cantores del altar deber estar atentos para
responder, en el mismo tono y grado de voz, todo
lo que se entone en el coro o por los
instrumentos. El maestro de capilla procure que
salmos e himnos sean cantados alternativamente por
el coro y la masa de fieles.-8. El último domingo
de cada mes se canta el Oficio de Difuntos en
sufragio de los compañeros y bienhechores
difuntos; dicho oficio se cantará igualmente en
sufragio de todo encargado o de su padre o de su
madre, el domingo siguiente al día en que se
participe su muerte.-9. Se recomienda
encarecidamente a los cantores no sean vanidosos
ni soberbios, vicios muy reprobables que hacer
perder el fruto de lo que se está haciendo y
causan enemistades entre los compañeros. (Un
cantor verdaderamente cristiano no debería jamás
darse por ofendido ni tener más fin que agradar a
Dios y unir su voz a la de los ángeles que le
bendicen y alaban en el cielo).
CAPITULO XII. Moderadores de recreo.-1. Se
desea vivamente que durante el recreo todos puedan
tomar parte en cualquier juego permitido y a la
hora establecida.-2. Los juegos permitidos son:
bochas, tejo, columpios, zancos, tíovivo, pelota,
salto a la cuerda; ejercicios de gimnasia, la oca,
las damas, el ajedrez, la tómbola, el correo, el
marro, los oficios, el comerciante y cualquier
otro juego de destreza.-3. Están prohibidos los
juegos de baraja, naipes piamonteses y cualquier
otro juego que encierre peligro de ofender a Dios,
perjudicar al prójimo o hacerse daño.-4. El tiempo
ordinario para recreo está fijado por la mañana,
de las diez a las doce; y por la tarde, de la una
a las dos y media; y desde el final de las
funciones religiosas hasta la noche, pero no más
tarde de las ocho y siempre a las horas en que no
se estorben las clases.-5. Los juegos se confiarán
a cinco vigilantes, uno de los cuales será el
jefe.-6. El jefe de los vigilantes conserva lista
del número y calidad de los juegos y es el
responsable. Cuando sean necesarios arreglos o
reposición de los juegos lo hará saber al
Prefecto.-7. Dos vigilantes prestan su servicio
cada domingo. El jefe sólo atenderá a que no haya
desórdenes, pero no está obligado a prestar ningún
servicio,
salvo que falte algún vigilante.-8. Todos los
juegos están marcados con un número, por ejemplo:
si hubiese nueve juegos de bochas, se hacen nueve
carteles y se escribe sobre cada uno su número
1-2-3-4-5-6-7-8-9. Si hubiese cinco pares de
zancos, se señalarán con los números 10-11-12-13-
14, y así ((**It3.107**))
sucesivamente con los demás juegos.-9. Llegada la
hora de la distribución, el que desee un juego,
debe dejar alguna cosa en prenda, sobre la cual el
vigilante pondrá el número correspondiente al
juego tomado. En el caso de que un juego se haya
roto o perdido, se lo hará presente al jefe de
vigilantes o al Sr. Prefecto, con cuyo permiso, y
nunca de otra forma, se devolverá la prenda.-10.
Durante el recreo un vigilante paseará por el
patio para procurar que nada se estropee o se lo
lleven; el otro no se apartará de la sala de los
juegos y no permitirá, bajo ningún pretexto, que
nadie entre en el sitio donde se guardan.-11. Se
recomienda particularmente a los vigilantes que
todos puedan(**Es3.91**))
<Anterior: 3. 90><Siguiente: 3. 92>