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CAPITULO X. Los Pacificadores.-1. El cargo de
los Pacificadores consiste en impedir las riñas,
los altercados, las blasfemias y cualquier
conversación deshonesta.-2. Cuando se cometieren
tales faltas que, gracias a Dios son rarísimas
entre nosotros, avisen inmediatamente al culpable
y con paciencia y caridad hágasele ver que tales
faltas están ((**It3.105**))
rigurosamente prohibidas por el Superior, que son
contrarias a la buena educación y, lo que es más,
están prohibidas por la ley de Dios.-3. En el caso
de tener que hacer correcciones, cuídese de que se
hagan en privado y, por cuanto sea posible, nunca
en presencia de otros, salvo que ésta sea
necesaria para reparar un escándalo público.-4. Es
también incumbencia de los Pacificadores recoger a
los jóvenes que se acerquen al Oratorio, llevarlos
a la iglesia, con la promesa de algún regalito, a
lo que ciertamente no se opondrá el Director.-5.
Los Pacificadores procuren impedir con gracia que
nadie salga durante las funciones religiosas. Que
ninguno se pare armando ruido o jugando cerca de
la iglesia, durante las mismas; en tales casos se
les exorte con paciencia a ir a la iglesia apenas
suena la campanilla.-6. Toca también a los
Pacificadores reconciliar con los Superiores a
quien hubiera cometido alguna falta; devolver a
los padres a los que hayan escapado de casa;
animar durante la semana a los compañeros a que
asistan al oratorio en los días festivos.-7.
Finalmente es oficio de los Pacificadores, a base
de mucha prudencia, conducir a un confesor y así
reconciliar con Dios a quienes supieren necesitan
confesarse.-8. Aunque todos los encargados del
oratorio deben considerarse como otros tantos
Pacificadores, con todo, hay dos especialmente
encargados de ello y deben se elegidos, por
mayoría de votos, por los encargados del
Oratorio.-9. El Prior y el Viceprior de la
Compañía de San Luis son Pacificadores natos del
Oratorio.
CAPITULO XI. Los Cantores.-1. Sería de desear
que todos fuesen cantores, porque todos deben
tomar parte en el canto; sin embargo, para impedir
algunos incovenientes que podrían sobrevenir, se
eligen algunos que posean buena voz y salud, y a
ellos se les confía la dirección del canto.-2. Hay
entre nosotros dos categorías de cantores: los del
coro y los del altar. Sin embargo, nadie debe ser
elegido cantor, si no tiene buena conducta y si no
sabe leer correctamente en latín.-3. Para ser
cantor del coro, se exige que el alumno sepa
solfear y conozca los tonos del canto llano.-4. El
cuidado del canto está confiado a un Maestro de
Capilla y a un suplente. Estos deben procurar que
las distintas partes del canto se repartan entre
los cantores, de modo que todos puedan actuar y se
animen a cantar.-5. (Por la mañana se canta el
Oficio de la Santísima Virgen por la masa coral y
los himnos, las Lecciones, el Te Deum y el
Benedictus siguiendo las reglas del canto llano.
En las fiestas solemnes se canta todo en canto
Gregoriano)1. Por la tarde se cantan las vísperas
señaladas en el calendario de la Diócesis. Donde
no
1 No comprendemos la diferencia que parece
intentó hacer <> al hablar del canto
llano y del canto Gregoriano.
El canto Gregoriano o llano, propio de la
liturgia cristiana, es unísono y con la escala
arreglada en forma que se asemeja a la música
griega y a la de la liturgia hebrea. Se llamó
cantus planus, a diferencia del cantus
mensurabilis y alcanzó su más alto desarrollo en
el siglo VII, después del arreglo que de él hizo
el Papa San Gregorio Magno (590- 604).
Fue restaurado por los monjes de Solesmes y con
el <> de Pío X en 1903. (n. del
T.).(**Es3.90**))
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