((**Es3.86**)
con el Santísimo Sacramento.-4. Deberá estar bien
informado sobre la conducta de los muchachos para
poder comunicar los informes pertinentes y
extender los certificados de asistencia y buena
conducta, cuando fuese necesario.-5. En las
solemnidades procurará que haya un número
conveniente de confesores y de misas; dispondrá lo
que se necesite para el servicio de las funciones
sagradas.-6. El Director Espiritual es además
Director de la Compañía de San Luis, cuyas
incumbencias se detallan, al tratar de esta
compañía, y de la sociedad de socorros mutuos.-7.
Si llega a su conocimiento que un joven ya
mayorcito necesita instrucción religiosa, como
ocurre con frecuencia, se preocupará de buscarle
el lugar y tiempo más adecuado para enseñarle él
mismo el
catecismo, o disponer que lo haga con paciencia y
caridad; se trata de ganar una alma para Dios.-8.
Téngase presente que el cargo de Prefecto y el de
Director Espiritual se pueden juntar con facilidad
en la misma persona. Cuando no se disponga de un
sacerdote para ocupar el cargo de Director
Espiritual, todas las funciones que le atañen
serán confiadas al Prefecto.
CAPITULO IV. El Asistente.-1. Al Asistente, que
debe ser un seglar lleno de caridad y de celo por
la gloria de Dios, incumbe asistir a todas las
funciones sagradas del Oratorio, y vigilar para
que no haya desórdenes durante las mismas.-2.
Procurará que no haya alboroto al entrar en la
iglesia, y que tome cada uno agua bendita,
((**It3.100**)) haga
bien la señal de la Cruz y la genuflexión al altar
del Santísimo Sacramento.-3. Si ocurriere que
alguno lleva consigo a la iglesia niños pequeños,
que distraigan con sus gritos o sus llantos,
avisará con bondad a quien corresponda para que
los saque fuera.-4. Para avisar alguno en la
iglesia, use rara vez la voz; si tiene que
corregir con un diálogo prolongado, déjelo para
después de las funciones, o bien sáquelo
fuera de la iglesia.-5. Para cantar las vísperas u
otra canción sagrada, indique, si es el caso, la
página del libro donde se encuentre lo que se ha
entonado.
CAPITULO V. Los Sacristanes.-1. Los Sacristanes
deben ser tres; (un clérigo) y dos seglares,
elegidos entre los muchachos más piadosos, más
aseados y más capaces para este cargo.-2. (El
clérigo es el sacristán primero y a él incumbe
particularmente leer el añalejo, distribuir los
registros en el misal, y enseñar, cuando sea
menester, las cermonias para ayudar a la misa
rezada y a la bendición con el Santísimo
Sacramento).-3. Por la mañana, al llegar a la
sacristía, su primer cuidado será preparar
enseguida el altar para la santa misa, el agua, el
vino, la hostia, el cáliz, el copón y la custodia,
si se necesita, para la Bendición; (después,
mientras se comienzan los laudes de la Santísima
Virgen, o a más tardar cuando se entona el himno,
invitan al Sacerdote para que se revista y celebre
la santa misa).-4. A la hora del sermón avisan al
predicador, lo acompañan al púlpito y lo conducen
después a la sacristía.-5. Para la misa rezada
enciendan sólo dos velas, cuatro para la misa de
comunidad en los días festivos, seis para las
misas solemnes. Para las vísperas en las fiestas
ordinarias, cuatro, y en las solemnes, seis; para
la Bendición con el Santísimo se deben encender no
menos de catorce: (Sínodo Diocesano. Tít. X, 22.-
Turín).-6. No se enciendan
nunca las velas durante el sermón, porque esto
molesta al predicador y al auditorio.-7. En la
sacristía hay que guardar silencio y no se debe
hablar más que de lo que se refiera a la iglesia o
a las ocupaciones de los sacristanes.-8. Se
recomienda muy encarecidamente a un sacristán se
coloque cerca de las campanillas que se
acostumbran a tocar, para dar la señal de cuando
el sacerdote se(**Es3.86**))
<Anterior: 3. 85><Siguiente: 3. 87>