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CAPITULO VIII
DON BOSCO ESTUDIA Y REDACTA EL REGLAMENTO DEL
ORATORIO DE SAN FRANCISCO DE SALES PARA LOS
EXTERNOS - FINALIDAD DEL ORATORIO - CONDICIONES
PARA LA ADMISION DE ALUMNOS
DON Bosco estudiaba atentamente y sin descanso los
medios para desarrollar y hacer progresar el
Oratorio. Reunía muchachos de diversa índole,
costumbres, educación, instrucción y condición
social, pero no pretendía amontonar un tropel sin
orden ni disciplina. Por esto no se cansaba de
promover la unidad de espíritu y de dirección. Y
por eso veía la necesidad de establecer unas
normas fijas a seguir por los eclesiásticos, que
tan caritativa y solícitamente dedicaban sus
energías al ejercicio de aquella parte del sagrado
ministerio. Por otra parte, iba educando de una
manera especial a los jóvenes elegidos para
ayudarle; prescribíales minuciosamente la conducta
que debían observar en la iglesia, en la clase, en
el recreo, mas sin poner nada por escrito. Lo
había intentado varias veces, pero siempre hubo de
desistir por algunas dificultades bastante graves,
hijas de los distintos modos de opinar de sus
colaboradores, y de las condiciones de los lugares
de emigración de su Oratorio.
Pero hacía muchos años que tenía tomada su
decisión. Se había hecho mandar muchos reglamentos
de oratorios festivos, más o menos antiguos,
fundados por hombres celosos de la gloria de Dios,
y que ya habían ((**It3.87**))
florecido en distintas regiones de Italia. Quería
examinar lo que otros habían experimentado.
Entre sus papeles todavía hemos encontrado las
Reglas del Oratorio de San Luis, erigido en Milán
en 1842, en la barriada de Santa Cristina, y Las
Reglas para los <> del Oratorio, bajo el
patronato de la Sagrada Familia.
Estos Reglamentos, compilados para otro fin y
con otro método, imponían a don Bosco una atenta
meditación para sacar una justa apreciación y
adaptarlos a su fin. Algunos de ellos habían sido
escritos(**Es3.76**))
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