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((**Es3.464**) interesados por el bienestar presente y futuro de los jóvenes que la divina Providencia os ha confiado, vosotros podéis cooperar grandemente a su bien enviándoles y animándoles a asistir. El Señor no dejará de compensaros las horas que, por ventura, tendréis que sacrificar para tan santo fin. >>Muchachos, mis queridos jóvenes, alegría y pupila de los ojos de Dios, no os duela soportar las incomodidades de la estación, para conseguir a vuestra alma un bien, que nunca os fallará. El Señor, que os llama a escuchar su santa palabra, os presenta una ocasión favorable para recibir sus gracias y sus bendiciones. Aprovechadla. Felices ((**It3.606**)) vosotros, si desde la juventud os acostumbráis a observar la ley divina: Bonum est viro, cum portaverit jugum ab adolescentia sua>> (Bueno es para el hombre, que desde su adolescencia lleve el peso de la Ley)>>. (Jeremías). Hasta aquí don Bosco. Desde la introducción, la tarde del 22 de diciembre, la iglesia de la Misericordia estuvo llena de muchachos, casi todos aprendices. El clérigo Ascanio Savio era el asistente de la apreciada asamblea. Los cuatro predicadores elegidos por don Bosco eran de los que más se adaptaban a la juventud: el canónigo Borsarelli, el teólogo Borel, el sacerdote Pedro Ponte y el canónigo Lorenzo Gastaldi. Los Ejercicios duraron siete días y acabaron felizmente. A pesar de lo crudo de la estación era de ver, por la mañana temprano, a varios centenares de muchachos colgados de los labios del predicador: eran incalculables los que acudían al diálogo del mediodía y a la meditación e instrucción de la tarde. Los últimos días se vieron materialmente asediados los confesonarios, ocupados por varios sacerdotes y la comunión genral de la clausura fue numerosa, devota y solemne. Padres y patronos bendecían la idea providencial de los Ejercicios y hacían votos para que se repitieran cada año. Lo que se logró durante varios sucesivamente. Hoy se continúan por obra y cuidado de una piadosa sociedad católica de obreros turineses, especialmente con ocasión de la Pascua, a fin de ayudar a los muchachos más necesitados a cumplir con el fruto el precepto de la comunión pascual. Nuestro aplauso y nuestros elogios para estos beneméritos socios, verdaderos amigos de la juventud. Para la clausura de los Ejercicios hizo don Bosco imprimir y distribuir a todos los que habían asistido, y al acabar el año a todos los muchachos de los tres Oratorios, el siguiente folleto. ((**It3.607**)) A los jóvenes, avisos de un amigo, según las necesidades de los tiempos. (**Es3.464**))
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