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de Gracia y Justicia. Don Bosco suspiraba con
ansiedad y amor la presencia de su Arzobispo;
había mantenido correspondencia epistolar con él y
había recibido del buen pastor algunas cantidades
para su Oratorio. En el registro de limosnas y
gastos, dejó anotado el teólogo Borel que monseñor
Fransoni había entregado cien liras el 5 de
febrero de 1849. Pero, sobre todo, el clero
necesitaba una dirección sapiente y vigorosa. El
15 de octubre ponía el Gobierno nuevo obstáculo a
la Iglesia, en el ejercicio de sus derechos,
prohibiendo por ley a las entidades y personas
morales, que eran las personas e instituciones
eclesiásticas, adquirir inmuebles, hasta por
disposición testamentaria, venderlos y alquilarlos
a largo plazo, sin autorización del Gobierno y
previo parecer del Consejo de Estado.
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