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((**Es3.418**) una asociación editora y difusora de buenos libros y combatir de este modo las máximas propagadas por el periodismo irreligioso contra la fe, la autoridad de la Iglesia y las buenas costumbres. A partir de entonces comenzó don Bosco a pensar en las Lecturas Católicas y a tratar después de ello con monseñor Moreno en sus frecuentes visitas a Ivrea, o cuando le recibía en el Oratorio. Añadiremos todavía que don Bosco tenía verdaderos motivos para dar gracias al Señor, por haber logrado, gracias a su prudencia, pasar incólume en medio de tantas pasiones políticas y religiosas, sin pactar jamás ((**It3.542**)) con el error o comprometer su carácter sacerdotal. Su caridad con los hombres de todo partido le hacía ser bien visto por cuantos no estaban cegados por la impiedad. Vuelta Venecia al poder de los austríacos el 24 de agosto, después de unos meses de valerosa resistencia, algunas familias de los prófugos y desterrados encontraron en él un corazón que supo compadecerles y socorrerles. Por esto gozaba en Turín de la simpatía y también de la protección de muchísimos liberales. Prueba de ello es un artículo del Diario de la Sociedad de Instrucción y Educación año I, fascículos 13 y 14, julio de 1849. Turín, formado por el profesor de la Universidad Real, Casimiro Danna que pertenecía al partido en el poder. Después de exponer todo lo que se había hecho en favor de las escuelas públicas, continuaba: <<... Mientras Racheli difunde el espíritu educativo en favor de las clases que pueden enviar sus hijos a la escuela, hay otro no menos generoso que piensa en los hijos de los que, o son tan míseros que no pueden, o están tan embrutecidos por la ignorancia que olvidan dar el más mínimo barniz de instrucción, el menor sentimiento a su prole, que se arrastra por el fango -último eslabón de la cadena social-. Me refiero a la escuela dominical de don Bosco, sacerdote que no puedo nombrar sin sentirme invadido de la más sincera y profunda veneración. Más allá de Puerta Susa, en aquel grupo de casas que todos conocen bajo la denominación de Valdocco, estableció él un Oratorio llamado de San Francisco de Sales. No al acaso ni en vano. Porque más que el título es el espíritu de aquel apóstol ardiente "del diritto zelo che smisuratamente in cuore avvampa" (del santo celo que se enciende sin medida en el corazón), el que infunde en su institución este óptimo sacerdote, que se ha consagrado a sí mismo a aliviar los dolores del pueblo desgraciado, ennobleciendo sus pensamientos. Y será muy justa loa recordar cuanto ha hecho y hace cada día ((**It3.543**)) demostrando cómo nuestra religión es una religión civilizadora. El recoge en los días festivos, allí, en aquel solitario recinto, de (**Es3.418**))
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