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capilla y cinco más en la planta superior,
juntamente con todas las buhardillas, de alto
((**It3.519**)) abajo.
2.§ Cobertizo o cochera que une la casa con la
tapia por el oeste. 3.§ Patios a levante y a
poniente y también el patio y trozo de prado a
cielo abierto, en los cuales sitios se encuentra
una fuente cubierta para lavadero y varias
edificaciones>>.
El arriendo era para tres años, desde el
primero de abril de 1849 hasta el 31 de marzo de
1852, por un total de mil ciento cincuenta liras
anuales. Firmaban el teólogo Borel y Francisco
Pinardi, el cual declaraba notorialmente que hacía
este alquiler sólo por mil ciento cincuenta liras
con la intención de ayudar a la piadosa obra
emprendida por el arrendatario y establecida en
dicho local. La escritura lleva fecha de 22 de
junio de 1849.
Don Bosco se apresuró entonces a reparar el
mísero edificio que se apoyaba al costado oriental
de la casa y formó, con la leñera, la cuadra y
cochera, una sala bastante amplia, que podía
servir para las veladas y representaciones
teatrales, especialmente en el mal tiempo. No se
olvidaba de adiestrar a sus muchachos, para éstas,
pues leemos, en las notas que el tipógrafo
Speirani presentaba a don Bosco para el pago de
varios encargos, que, con fecha de mayo de 1849,
había mandado imprimir
quinientas invitaciones para una recitación que
dieron los jóvenes sobre Historia Eclesiástica, y
un número igual de invitaciones semejantes, en
diciembre del mismo año, con motivo de una segunda
representación sobre el mismo tema. Para adaptar
esta sala, como ya hemos señalado en otro lugar,
don Bosco derribaba un tabique medianero y
ampliaba, casi en la mitad, el espacio de la
capilla-sotechado.
Todos estos trabajos, pagar el alquiler y
buscar lo necesario para la iglesia, las clases y
los juegos, le llevaban por el camino de la
amargura, pues la guerra había ocasionado mucha
miseria. Pero él, sin desconfiar lo más mínimo de
la Divina Providencia, de Ella esperaba siempre
los medios necesarios, y Ella nunca le faltó.
((**It3.520**)) Una
vez, acosado por el señor Pinardi para el pago de
las trescientas liras del alquiler atrasado del
local, don Bosco, que no sabía a quién dirigirse
para conseguir aquel dinero, se tomó quince días
para saldarlo todo. Durante aquellos días se
presentó al teólogo Borel el caballero Renato
d'Agliano, preguntándole por un tal don Bosco, que
se dedicaba a la educación de muchachos pobres,
porque deseaba hacerle una ofrenda, pero nunca se
había encontrado con él. Respondiólo el teólogo
Borel que, efectivamente don Bosco se dedicaba
totalmente a infundir el espíritu del Señor en el
corazón de los muchachos pobres, y el caballero le
dio un cartucho con trescientas
(**Es3.402**))
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