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CAPITULO XLIII
UNA ESCUELA DE MORAL EN EL ORATORIO - ALIENTOS DEL
ARZOBISPO - SACERDOTES ILUSTRES VAN A ESCUCHAR A
DON BOSCO - CONSEJOS PARA CONFESAR A LOS MUCHACHOS
- ALGUNAS NORMAS PARA LA PREDICACION - CLAUSURA DE
LA RESIDENCIA SACERDOTAL - REUNIONES DE TEOLOGOS -
AMOR CONSTANTE DE DON BOSCO POR LOS ESTUDIOS
ECLESIASTICOS
DECIA don Bosco el 1876 a don Miguel Rúa, don
Celestino Durando y don Julio Barberis:
-Cuando fijé mi morada en Valdocco llenaban mi
mente dos o tres cosas: la juventud y cuanto a
ella se refiere, el ejercicio del sagrado
ministerio y el estudio de la moral.
Hay que poner de relieve, por tanto, su
perseverancia en este estudio, en la que deben
inspirarse sus discípulos sacerdotes, si quieren
alcanzar enteramente la meta de su vocación, para
salvar su alma y la de los fieles. No hay que
ilusionarse. <>.1
Don Bosco era maestro en esta ciencia.
((**It3.465**)) Algunos
sacerdotes, compañeros de la Residencia Sacerdotal
y otros amigos suyos, todavía seminaristas cuando
él fue ordenado sacerdote, conocedores por
testimonio de don José Cafasso de lo muy experto
que él era en teología moral, aún cuando
estudiaban moral como externos en la Residencia,
acudían al principio al Refugio y después, en días
fijos, a la casita Pinardi, para que les repasase
las enseñanzas recibidas. Lo que más les atraía
era la extraordinaria habilidad de don Bosco para
dar con la clave de las cuestiones y con ella, una
vez bien asentados los principios básicos, entrar
fácilmente en las múltiples y variadas
consecuencias de los casos prácticos. Los oyentes
eran en su mayoría sacerdotes, deseosos de hacer
estudios rápidos y pasar pronto el examen de
confesión, para ir de capellanes, maestros de
escuela o coadjutores a algún pueblo. Monseñor
Fransoni había animado mucho a don Bosco para que
diera estos repasos.
1 Prov. 19, 2.
(**Es3.362**))
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