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((**Es3.358**) Roma y se lo llevaron a través de los Alpes a morir prisionero en la ciudad de Valence. La carta era de monseñor Pedro Chatrousse, obispo de dicha ciudad, el cual acompañaba el referido regalo, diciéndole entre otras cosas: <>quién puede descubrir los ocultos designios de Dios en las pruebas, que su Providencia prepara a Vuestra Santidad?>>1 El ((**It3.459**)) Vicario de Cristo recibió aquel don y aquella carta como un aviso del Cielo, y dejando de lado toda duda, decidió ponerse a salvo y librar del peligro la dignidad de la Santa Sede, mediante la fuga, llevando a la práctica el precepto que Jesucristo nos dejó en el Evangelio, con estas palabras: Cum persequentur vos in civitate ista, fugite in aliam (cuando os persigan en una ciudad, huid a otra).2 Así que el veintitrés de noviembre, por la noche, cuando el tiempo nuboso y la oscuridad parecían imposibilitar la partida del Soberano de Roma, Pío IX entra en su Oratorio privado, hace una fervorosa oración a Jesús crucificado, recomendándole a su Vicario. Después se levanta, se quita las insignias y, disfrazado y acompañado por un familiar, con una linterna en la mano, entra por una puerta secreta, atraviesa largos corredores y, con la ayda del Cielo, logra burlar la vigilancia de los esbirros. En un lugar convenido encuentra al conde Spaur, embajador del rey de Baviera, que lo sube a su carroza y lo conduce al reino de Nápoles. Pío Nono llegaba sano y salvo a Gaeta el veinticinco de noviembre por la tarde. Así resultó que dos príncipes que, al decir de sus adversarios habían iniciado la era de la libertad, fueron los primeros en experimentar las amargas consecuencias. Si el infortunio del legítimo y amado Soberano apenó profundamente a los muchachos del Oratorio, las inicuas perfidias cometidas contra la persona del Vicario de Cristo, llenaron su alma de indecible dolor. En su lugar contaré la prueba de amor filial que le hicieron llegar a su destierro y cómo él les recompensó. ((**It3.460**)) Los obispos del Piamonte ordenaron oraciones públicas y escribieron bellísimos conceptos sobre la autoridad pontificia y los males que vendrían sobre Italia, al ser desposeído el Papa de sus estados. Escribieron, además, al Pontífice expresándole su dolor por el 1 Condesa SPAUR. Relación del viaje de Pío Nono a Gaeta. 2 Mat. X, 23. (**Es3.358**))
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