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divertiros a vuestro gusto; oiréis cosas
interesantes y os regalarán dos mutte 1 y un libro
muy bonito.
Los que conocen la volubilidad juvenil, y el
proverbio poderoso caballero es don dinero, no se
maravillarán de que algunos muchachos se dejaran
embaucar con tales promesas.
-Vamos, comenzó a decir uno; vamos, repitió un
segundo, dieciséis perras chicas (monedas) son
buenas y bonitas, añadió un tercero...
Y así, la primera vez, ((**It3.403**)) unos
cincuenta muchachos fueron a la casa herética.
Después del sermoncillo, cada muchacho recibió los
ochenta céntimos prometidos y el libro del famoso
apóstata De Sanctis contra la confesión.
Después de recibir la paga y la invitación para
volver, varios muchachos, sin darse cuenta de la
trampa en que se habían metido, se presentaron
ingenuamente aquella misma tarde en el Oratorio y
contaron lo sucedido. Entonces el sabio Director,
teólogo Carpano, se dio cuenta de que los lobos
atentaban contra la vida de los corderos que don
Bosco le había confiado y se encendió en santo
celo para impedir los estragos. Retiró enseguida
todos los libros que pudo hallar y después,
valiéndose de la parábola evangélica del Buen
Pastor, del mercenario y del lobo, descubrió tan
bien a los muchachos la trama de los herejes, les
infundió tanto horror a sus reuniones, que todos
le prometieron no ir más allí, ni por todo el oro
del mundo.
Pero, mientras tanto la señal de guerra había
sonado; las batallas serán en adelante tan
furiosas y repetidas que don Bosco, el teólogo
Borel y el teólogo Carpano pasarían días y horas
tremendas.
Al domingo siguiente volvieron los secuaces de
los valdenses a esperar a los muchachos para
sacarlos del Oratorio; pero esta vez no les
resultó la cosa tan fácil; porque los muchachos
mayores, prevenidos por sus superiores, los
vigilaban, espiaban sus pasos y apenas les veían
dirigirse a los chicos del Oratorio les decían:
-No os dejéis engañar: éstos os llevan con los
barbetti, 2 enemigos de nuestra religión; id, id
al Oratorio.
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Aquéllos, al verse descubiertos, recurrían a los
insultos y villanías:
-Sois tontos de capirote, decían. >>Qué os dan
los curas? >>No es mejor venir con nosotros y
recibir dieciséis monedas?
1 Mutte: es el plural de mutta, moneda de cobre
y plata de los estados Sardos, que valía cuarenta
céntimos.
2 Llamaban barbetti a los misioneros valdenses,
en razón de la larga barba que llevaban.
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