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((**Es3.289**) público, corregirlo de su error y su mentira. Sin embargo, aquel muchacho no correspondió a la caridad de su educador y no terminó bien. Mamá Margarita se merecía además grandes elogios por otros motivos. No perdía de vista a los que habían recibido un seria reprensión de sus jefes ((**It3.370**)) de taller o que estaban castigados. Tenía por norma que no hay que dejar solos, sorbiendo hiel, a los que se encuentran contrariados, sino que se les debe distraer para que no piensen en la humillación recibida. Después de la herida hay que poner el parche, decía ella; conviene hacerles ver que ha sido por su bien que se hayan empleado medidas algo severas. Los métodos que don Bosco usaba para educar y corregir a la juventud tendían a hacerlos mejores por convencimiento y no por miedo a una riña o castigo. Don Bosco estaba solo entonces, pero su auxiliar, el prefecto, el asistente, el censor era la propia conciencia de los muchachos que, por amor a Dios y a su buen Director, se abstenían del mal o se reconocían culpables. El dicho de San Pablo: <>, había invadido el Oratorio como axioma infalible y la frase jocosa qui non laborat non mangiorat1 andaba siempre en labios de los jóvenes artesanos. Si en ocasiones, por gandulería o por cualquier otro motivo, cometía uno alguna falta y se enteraba don Bosco, se hacía éste el encontradizo y le decía: -íHola! >>Cómo te va? >>Qué tal te portas? >>Es verdad lo que me han dicho? >>Es posible que no te decidas de una vez a portarte bien? Si tú fueras el superior y yo estuviera en tu lugar y me portara como tú, >>qué harías? Júzgate a ti mismo. >>Qué te mereces? Don Bosco se retiraba a su habitación y dejaba al muchacho que reflexionara. El culpable, a la hora de la comida, en vez de ir con los demás a la mesa, se retiraba a un rincón del patio y allí permanecía pensativo, mortificado y cabizbajo. Mamá Margarita no tardaba en acercársele: ->>Qué has hecho? -le decía cariñosamente-. >>Este es el consuelo que nos das? Nosotros no deseamos más que tu bien; >>por qué no te decides a ser bueno y ((**It3.371**)) trabajador? Si ahora te portas así, siendo tan joven, con tan buenos ejemplos delante y tan buenos consejos, cuando seas mayor y estés lejos de aquí, >>cómo te portarás? íSerás un desgraciado, pobre hijo mío! Y, mientras tanto, sacaba de la faltriquera un buen bocadillo. 1 Latín macarrónico, jugando con el verbo latino manducare y el italiano mangiare, que produce el pareado qui non laborat non mangiorat (quien no trabaja no come). (N. del T.) (**Es3.289**))
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