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público, corregirlo de su error y su mentira. Sin
embargo, aquel muchacho no correspondió a la
caridad de su educador y no terminó bien.
Mamá Margarita se merecía además grandes
elogios por otros motivos. No perdía de vista a
los que habían recibido un seria reprensión de sus
jefes ((**It3.370**)) de
taller o que estaban castigados. Tenía por norma
que no hay que dejar solos, sorbiendo hiel, a los
que se encuentran contrariados, sino que se les
debe distraer para que no piensen en la
humillación recibida. Después de la herida hay que
poner el parche, decía ella; conviene hacerles ver
que ha sido por su bien que se hayan empleado
medidas algo severas.
Los métodos que don Bosco usaba para educar y
corregir a la juventud tendían a hacerlos mejores
por convencimiento y no por miedo a una riña o
castigo. Don Bosco estaba solo entonces, pero su
auxiliar, el prefecto, el asistente, el censor era
la propia conciencia de los muchachos que, por
amor a Dios y a su buen Director, se abstenían del
mal o se reconocían culpables. El dicho de San
Pablo: <>, había
invadido el Oratorio como axioma infalible y la
frase jocosa qui non laborat non mangiorat1 andaba
siempre en labios de los jóvenes artesanos. Si en
ocasiones, por gandulería o por cualquier otro
motivo, cometía uno alguna falta y se enteraba don
Bosco, se hacía éste el encontradizo y le decía:
-íHola! >>Cómo te va? >>Qué tal te portas? >>Es
verdad lo que me han dicho? >>Es posible que no te
decidas de una vez a portarte bien? Si tú fueras
el superior y yo estuviera en tu lugar y me
portara como tú, >>qué harías? Júzgate a ti mismo.
>>Qué te mereces?
Don Bosco se retiraba a su habitación y dejaba
al muchacho que reflexionara. El culpable, a la
hora de la comida, en vez de ir con los demás a la
mesa, se retiraba a un rincón del patio y allí
permanecía pensativo, mortificado y cabizbajo.
Mamá Margarita no tardaba en acercársele:
->>Qué has hecho? -le decía cariñosamente-.
>>Este es el consuelo que nos das? Nosotros no
deseamos más que tu bien; >>por qué no te decides
a ser bueno y ((**It3.371**))
trabajador? Si ahora te portas así, siendo tan
joven, con tan buenos ejemplos delante y tan
buenos consejos, cuando seas mayor y estés lejos
de aquí, >>cómo te portarás? íSerás un
desgraciado, pobre hijo mío!
Y, mientras tanto, sacaba de la faltriquera un
buen bocadillo.
1 Latín macarrónico, jugando con el verbo
latino manducare y el italiano mangiare, que
produce el pareado qui non laborat non mangiorat
(quien no trabaja no come). (N. del T.)
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