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((**Es3.286**) días, dejaba en la casa un vacío notable, y cuando reaparecía, era recibida con aplausos. Siempre alegre, siempre amable y generosa, se hacía querer de todos. Era hermoso ver la parte que tomaba en la dirección del Oratorio. Continuamente vigilaba para que todo resultara bien: oíase su voz cuando había que reprender, advertir, mandar o impedir un trastorno. Pero sabía mezclar la reprensión con la alabanza. Su elocuencia natural, enérgica, rica en imágenes y parábolas, llamaba la atención del mismo don Bosco que, tras la puerta, observaba y oía con gusto, maravillado a veces, la fuerza de sus ocurrencias. Los muchachos, por su parte, guardaban ante ella un respeto y un silencio admirables, con lo que la buena mujer se desahogaba, al no encontrar oposición. >>Y quién se hubiera atrevido a contradecir a la madre de don Bosco? Pero ella no abusaba de tal ((**It3.366**)) prerrogativa, ni se valió nunca de ella para mandar en el Oratorio. Tenía muy en cuenta que su hijo no tuviera que verse obligado de ningún modo a apoyarla, con menoscabo de la confianza absoluta que se había ganado entre los muchachos. Supo además esquivar los pequeño celos, las apariencias de dos cabezas en el mando, y las susceptibilidades que necesariamente existen en un conjunto de personas de diversa índole, inclinación, educación y oficio. Por esto, cuando vistió la sotana el primer jovencito que aspiraba al sacerdocio y empezó a tener autoridad, ella, enseguida, quiso tratarlo como a superior suyo, y dejó por completo de avisarle, corregirle o darle órdenes. Desde aquel momento se comportó sumisa y humildemente ante un cleriguito joven que, a su vez, continuaba, como antes, llamándola respetuosamente con el nombre de madre. Cuando estaba sola con don Bosco, vigilaba la marcha de toda la casa: los muchachos más revoltosos y rebeldes eran objeto de sus cuidados más solícitos e insistentes. Sus móviles eran siempre la justicia y la caridad. Cuando se encontraba con uno de esos indisciplinados que nadie podía tener a raya, le decía: -íHola! >>Cuándo vas a empezar a ser bueno? >>No ves que te pasa como al caballo de Gonella 1, que hasta en la cola tenía cien mataduras? Todos buscan cómo ser capaces de algo; tú parece que no piensas más que en ser malo y hacer que te riñan. Prueba, siquiera un día, y verás lo bonito que es ser apreciado por los compañeros, ser bien visto por los superiores, tener la conciencia tranquila y pensar que Dios está contento de ti. 1 Gonella: famoso caballero del tiempo de las Cruzadas. (N. del T.) (**Es3.286**))
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