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días, dejaba en la casa un vacío notable, y cuando
reaparecía, era recibida con aplausos.
Siempre alegre, siempre amable y generosa, se
hacía querer de todos. Era hermoso ver la parte
que tomaba en la dirección del Oratorio.
Continuamente vigilaba para que todo resultara
bien: oíase su voz cuando había que reprender,
advertir, mandar o impedir un trastorno. Pero
sabía mezclar la reprensión con la alabanza. Su
elocuencia natural, enérgica, rica en imágenes y
parábolas, llamaba la atención del mismo don Bosco
que, tras la puerta, observaba y oía con gusto,
maravillado a veces, la fuerza de sus ocurrencias.
Los muchachos, por su parte, guardaban ante ella
un respeto y un silencio admirables, con lo que la
buena mujer se desahogaba, al no encontrar
oposición. >>Y quién se hubiera atrevido a
contradecir a la madre de don Bosco? Pero ella no
abusaba de tal ((**It3.366**))
prerrogativa, ni se valió nunca de ella para
mandar en el Oratorio. Tenía muy en cuenta que su
hijo no tuviera que verse obligado de ningún modo
a apoyarla, con menoscabo de la confianza absoluta
que se había ganado entre los muchachos. Supo
además esquivar los pequeño celos, las apariencias
de dos cabezas en el mando, y las
susceptibilidades que necesariamente existen en un
conjunto de personas de diversa índole,
inclinación, educación y oficio. Por esto, cuando
vistió la sotana el primer jovencito que aspiraba
al sacerdocio y empezó a tener autoridad, ella,
enseguida, quiso tratarlo como a superior suyo, y
dejó por completo de avisarle, corregirle o darle
órdenes. Desde aquel momento se comportó sumisa y
humildemente ante un cleriguito joven que, a su
vez, continuaba, como antes, llamándola
respetuosamente con el nombre de madre.
Cuando estaba sola con don Bosco, vigilaba la
marcha de toda la casa: los muchachos más
revoltosos y rebeldes eran objeto de sus cuidados
más solícitos e insistentes. Sus móviles eran
siempre la justicia y la caridad. Cuando se
encontraba con uno de esos indisciplinados que
nadie podía tener a raya, le decía:
-íHola! >>Cuándo vas a empezar a ser bueno?
>>No ves que te pasa como al caballo de Gonella 1,
que hasta en la cola tenía cien mataduras? Todos
buscan cómo ser capaces de algo; tú parece que no
piensas más que en ser malo y hacer que te riñan.
Prueba, siquiera un día, y verás lo bonito que es
ser apreciado por los compañeros, ser bien visto
por los superiores, tener la conciencia tranquila
y pensar que Dios está contento de ti.
1 Gonella: famoso caballero del tiempo de las
Cruzadas. (N. del T.)
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