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CAPITULO XXVIII
EXPULSION DE LOS JESUITAS - MANIFESTACIONES CONTRA
LA RESIDENCIA SACERDOTAL, EL REFUGIO Y EL
ARZOBISPO - CIERRE DEL SEMINARIO - ESCRITORES
MALVADOS - PRECAUCIONES - ATENTADO CONTRA DON
BOSCO
CADA día se repetían los insultos contra los
jesuitas. Una comisión ciudadana se presentó al
Rey pidiendo los expulsara del Estado y no logró
ser recibida y escuchada. Se dejó que la plebe
cumpliese en Turín los acuerdos de la masonería.
La noche del 2 de marzo se presentaba ante la casa
de los jesuitas de los Santos Mártires y el
Colegio del Carmen una chusma de sectarios del
Piamonte y desterrados de varios estados de la
península, rompiendo vidrios, derribando puertas y
gritando salvajemente.
Irrumpieron en los edificios al son de blasfemias
e insultos y obligaron a los religiosos a salir de
ellos. La policía se presentó a amonestar al
orden, cuando el ultraje estaba consumado. Al día
siguiente los alborotadores cercaron el monasterio
de las Damas del Sagrado Corazón, en la calle del
Hospital, pero los guardias le impidieron la
entrada. Siete largos días duró el amenazador
asedio; el Ministerio del Interior respondió a la
súplica de la superiora diciendo: <>, y las Damas,
obligadas a partir, se fueron a Francia.
Los jesuitas dispersados en aquella noche
dolorosa se refugiaron en
casa de varios ciudadanos. El teólogo Guala
((**It3.297**)) recogió
a bastantes en la Residencia Sacerdotal, no muy
distante de los Santos Mártires y del Carmen y les
prestó bastante dinero para atender a las
necesidades más urgentes. También don Bosco se
afanó cuanto pudo para ayudarlos, proveyéndoles
especialmente de ropa seglar para que se
disfrazaran y no fueran reconocidos al andar por
la ciudad. Por fin la policía no tardó en acabar
con las violencias de la plaza, intimándoles su
salida de los Estados del Reino. Y salieron,
mientras sus hermanos eran expulsados de las demás
ciudades de Italia, en
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