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en las almas verdadero dolor de sus culpas.
Acostumbraban ciertos libros piadosos, muy
difundidos entonces en el pueblo, a tratar
demasiado teológicamente el tema de la confesión.
Se lamentaban los muchachos de no saber cómo
arrepentirse de sus pecados; y de que las
oraciones de aquellos libros eran demasiado
abstrusas y prolijas. Por consiguiente no es para
decir cómo se alegraron cuando don Bosco les
presentó El Joven Cristiano.
Seguían a las oraciones del sacramento de la
penitencia otras para prepararse y dar gracias
después de la comunión. Estas se leían en alta
voz después de la consagración, en los días de
comunión general, interrumpiendo las preces para
asistir a la santa misa y repitiendo la multitud
en alta voz las frases pronunciadas por el lector.
Para aquéllos que, por cualquier motivo, no podían
acercarse a la Mesa Eucarística, añadía don Bosco:
<>. Este deseo, por él suscitado, conducía
cada domingo a más de un centenar de muchachos a
la santa comunión.
No se olvidó de presentar una hermosísima
oración para la visita al Santísimo Sacramento,
seguida ((**It3.14**)) de la
Corona en honor del Sagrado Corazón de Jesús, y
las vísperas propias de esta fiesta. Esta
devoción, a la que en aquellos tiempos se oponían
muchos, influenciados por errores y prejuicios
jansenistas, y que más tarde fue origen de los más
hermosos triunfos de don Bosco, empezaba ya
entonces a enraizarla en los corazones, y advertía
cómo la Corona en honor del Sagrado Corazón de
Jesús podía también servir para hacer las novenas
de todas las fiestas de nuestro Señor Jesucristo.
>>Quién podría enumerar las veces en que millares
y millares de niños, turnándose ante el santo
tabernáculo, repitieron y repetirán constantemente
estas afectuosas plegarias de fe y de reparación
por las ofensas recibidas por el Divino Corazón en
la Santa Eucaristía de los herejes, infieles y
malos cristianos? Recordemos también que don
Bosco fue el apóstol de la visita al Santísimo
Sacramento.
Pero el amor de Jesús a los hombres hay que
celebrarlo con los misterios de su nacimiento, su
pasión y muerte. Y El Joven Cristiano contiene
las llamadas profecías de Navidad, los cánticos,
los himnos, las antífonas solemnes propias de la
novena, que debían cantarse con toda la
grandiosidad y ternura del rito. En cuanto a la
pasión, don Bosco mismo compiló una manera
práctica para hacer el Vía Crucis, cuya catorce
estaciones están redactadas(**Es3.23**))
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