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((**Es3.226**) una licencia anterior de viva voz, puesto que don Bosco, en la narración histórica manuscrita sobre la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, enviada a la Santa Sede en 1864, para obtener la primera aprobación, dice claramente que el Superior Eclesiástico, con Decreto del 18 de diciembre de 1847, concedía la facultad de abrir un nuevo Oratorio dedicado a San Luis. No es, pues, admisible se haya celebrado la santa misa antes de obtener la debida autorización. >>Qué sucedió? Creemos que el sacerdote Bonetti confundió dos hechos. La apertura e inauguración de los locales del Oratorio pudieron muy bien celebrarse el día de la fiesta de la Inmaculada por la tarde, aun cuando por la mañana los muchachos de aquella zona fueran, como de costumbre, a misa al Oratorio de Valdocco. Los dos domingos siguientes, por la tarde, pudieron reunirse también en la capilla aún sin bendecir, para el catecismo y la plática; y esto para no tener que ir a Valdocco dos veces al día, en aquella estación fría y con tardes tan cortas. Excluimos la fiesta de Navidad, que coincidió con el domingo siguiente al día 18, porque el teólogo Borel estaba muy ocupado en las funciones religiosas del Refugio. En conclusión, nos parece que una fiesta tan solemne debió celebrarse el día de San Esteban o el de San Juan Evangelista, que entonces eran fiestas de precepto religiosamente observadas por la población. Ponderadas además otras circunstancias y especialmente el cansancio insoportable que hubieran producido dos fiestas ((**It3.286**)) seguidas de tanta importancia, nos parece mucho más probable que fuera precisamente el día de San Juan Apóstol cuando se bendijo la capilla y se dijo la primera misa. Y nada quita que en tal ocasión, salvo el rito, condividiera María Santísima los honores con su hijo adoptivo. Pero sigamos con nuestra narración. Como don Bosco no podía hacerse cargo de la dirección inmediata de aquel Oratorio, siempre de acuerdo con el teólogo Borel, se la confió sucesivamente a varios celosos sacerdotes de Turín, enviando además a algunos muchachos mayores y formales para ayudarles mañana y tarde. Con frecuencia iba él mismo o el citado teólogo Borel. Fue el primer director elegido el teólogo Jacinto Carpano, el cual, ayudado por el sacerdote Trivero, proveyó solícitamente de cuanto faltaba al decoro de la capilla y procuró conquistarse el cariño y la confianza de los muchachos con tal éxito que este Oratorio emuló al primero. Más de quinientos jóvenes acudían al Oratorio de San Luis, afirma (**Es3.226**))
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