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((**Es3.214**) a propósito para el fin que perseguía don Bosco, que, como experto capitán, lo eligió expresamente como posición estratégica para establecer su campamento. ((**It3.268**)) Había por allí una casita, con un mísero sotechado y un patio. Preguntó de quién era y supo que su propietaria era la señora Vaglienti. Fue a visitarla, explicóle su plan y le rogó le alquilara aquel local. La buena señora estaba dispuesta al contrato, pero no había forma de llegar a un acuerdo sobre el precio del alquiler. La discusión se prolongaba, ya estaban a punto de romper los tratos, cuando un caso singular vino a deshacer toda dificultad. Estaba el cielo encapotado. De repente, retumbó el estruendo de un rayo fragoroso. La piadosa señora, espantada se dirigió a don Bosco suplicante: -Que el Señor me libre del rayo y le cedo la casa por la suma que usted me ofrece. -Gracias, señora, respondió don Bosco; pido al Señor que la bendiga ahora y siempre. Pocos minutos más tarde cesaba el rumor del trueno, se apagaron los relámpagos y se firmaba el contrato por cuatrocientas cincuenta liras. Se diría que hasta el rayo favorecía a don Bosco y se convertía en benévolo intermediario. En cuanto se licenció a los inquilinos, llegaron los albañiles para preparar la capilla. Entre tanto, un domingo reunió don Bosco a su alrededor a los muchachos y les anunció que pronto abriría un segundo Oratorio. Todavía se recuerda la graciosa comparación de que se valió para dar la grata noticia. -Mis queridos hijos, les dijo: cuando las abejas se han multiplicado demasiado en una colmena, un enjambre sale de ella, constituye una nueva familia y vuelan para habitar otro sitio. Como veis, aquí somos tanto que no podemos rebullirnos. En el mismo patio a cada instante tropieza uno con otro, cae por tierra y se rompe las narices. En la iglesia estamos como sardinas en banasta. Ensacharla a fuerza de empujones no nos ((**It3.269**)) conviene, pues nos podría caer encima. >>Qué hacer? Vamos a imitar a las abejas: formaremos otra familia e iremos a abrir un segundo Oratorio. Estas palabras fueron acogidas con un grito de alegría. Esperó a que se calmara el juvenil entusiasmo y el buen sacerdote reanudó su charla diciendo: -Ahora tenéis la curiosidad de saber dónde se va a abrir el nuevo Oratorio y quiénes de vosotros irán allí; queréis saber cuándo se abrirá, si pronto o tarde; y qué nombre se le va a dar. Haced silencio (**Es3.214**))
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