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un consuelo sin par al observar cómo hijos del
pueblo, ocupados en oficios humildes y penosos,
aspiraban con constancia, después de estos
Ejercicios, no sólo a una vida nueva, sino a
recorrer abiertamente el camino de la santidad. Y
no es esto ninguna exageración, pues podríamos
citar muchos nombres, que nos dio a conocer José
Buzzetti.
Hacer con El Joven Cristiano un poco de
meditación cada mañana, madrugar para ir a recibir
diariamente la santa comunión dos o tres veces por
semana, ir por las tardes a visitar unos momentos
a Jesús Sacramentado, eran las devociones de
aquellos buenos muchachos. Los domingos, a las
horas de recreo, había siempre algunos que se
pasaban bastante tiempo rezando en la iglesita;
otros se retiraban detrás del seto vivo del huerto
de mamá Margarita, para que nadie les estorbara, y
allí de rodillas, rezaban ((**It3.224**)) el
santo rosario; había quien oraba por el caminito
que llevaba al huerto, o paseaba leyendo un libro
de piedad o la vida de un santo; otros hablaban
entre sí de cosas de religión y hubo quienes
ayunaban varias veces a la semana o practicaban
diversas penitencias o mortificaciones. Lo más
conmovedor era ver la valentía que algunos
mostraban públicamente manifestándose católicos
fervientes y defendiendo la religión e impidiendo
el mal entre sus compañeros. Ciertos muchachos, de
carácter violento y soberbio, se hicieron humildes
y bondadosos con el esfuerzo decidido de su
voluntad unido a la oración. Más de uno se impuso
la obligación de dar buen ejemplo para reparar los
escándalos dados cuando nadie le había enseñado el
temor de Dios, y
si alguien alababa su ejemplar conducta en casa,
en el taller y en cualquier parte, respondían con
ingenua expresión en el semblante:
-íEra antes tan malo..., pero don Bosco me ha
salvado!
Por iniciativa de don Bosco estos Ejercicios
Espirituales se propagaron por todo el mundo, de
tal modo que hoy en día se predican a los
muchachos hijos del pueblo, seiscientas y más
tandas de Ejercicios Espirituales, que sólo Dios
sabe cuántos millares de almas conducirán a la
salvación 1.
1 Naturalmente, estos datos del autor sólo
guardan proporción con el número de centros
salesianos en el momento que él escribía. (N. del
T.)
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