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((**Es3.181**) un consuelo sin par al observar cómo hijos del pueblo, ocupados en oficios humildes y penosos, aspiraban con constancia, después de estos Ejercicios, no sólo a una vida nueva, sino a recorrer abiertamente el camino de la santidad. Y no es esto ninguna exageración, pues podríamos citar muchos nombres, que nos dio a conocer José Buzzetti. Hacer con El Joven Cristiano un poco de meditación cada mañana, madrugar para ir a recibir diariamente la santa comunión dos o tres veces por semana, ir por las tardes a visitar unos momentos a Jesús Sacramentado, eran las devociones de aquellos buenos muchachos. Los domingos, a las horas de recreo, había siempre algunos que se pasaban bastante tiempo rezando en la iglesita; otros se retiraban detrás del seto vivo del huerto de mamá Margarita, para que nadie les estorbara, y allí de rodillas, rezaban ((**It3.224**)) el santo rosario; había quien oraba por el caminito que llevaba al huerto, o paseaba leyendo un libro de piedad o la vida de un santo; otros hablaban entre sí de cosas de religión y hubo quienes ayunaban varias veces a la semana o practicaban diversas penitencias o mortificaciones. Lo más conmovedor era ver la valentía que algunos mostraban públicamente manifestándose católicos fervientes y defendiendo la religión e impidiendo el mal entre sus compañeros. Ciertos muchachos, de carácter violento y soberbio, se hicieron humildes y bondadosos con el esfuerzo decidido de su voluntad unido a la oración. Más de uno se impuso la obligación de dar buen ejemplo para reparar los escándalos dados cuando nadie le había enseñado el temor de Dios, y si alguien alababa su ejemplar conducta en casa, en el taller y en cualquier parte, respondían con ingenua expresión en el semblante: -íEra antes tan malo..., pero don Bosco me ha salvado! Por iniciativa de don Bosco estos Ejercicios Espirituales se propagaron por todo el mundo, de tal modo que hoy en día se predican a los muchachos hijos del pueblo, seiscientas y más tandas de Ejercicios Espirituales, que sólo Dios sabe cuántos millares de almas conducirán a la salvación 1. 1 Naturalmente, estos datos del autor sólo guardan proporción con el número de centros salesianos en el momento que él escribía. (N. del T.) (**Es3.181**))
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