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produjeron entre los alumnos una mejoría
notabilísima de piedad y de conducta.
La primera aceptación de socios se celebró el
21 de mayo, que era domingo, primero de los seis
precedentes a la fiesta de San Luis. Fue un
acontecimiento de los que hicieron época en el
Oratorio. Los jóvenes atestaban la iglesita,
ansiosos de contemplar la novedad. Los postulantes
estaban de rodillas ante la estatua de San Luis, y
de don Bosco que, revestido de roquete y estola
blanca, presidía el acto. Después de cantar el
Veni Creator, entabló con los congregantes el
diálogo ritual que suele
mantenerse con los que desean ser admitidos en
cualquier asociación piadosa; se rezó la Salve
Regina y los cantores entonaron: Elegi abiectus
esse in domo Dei mei, magis quam habitare in
tabernaculis peccatorum (elegí ser humillado en la
casa de mi Dios antes que habitar en las tiendas
de los pecadores). Entretanto cada uno escribía su
nombre o lo hacía escribir en el formulario y
después lo leía en alta voz. Era así la fórmula:
<((**It3.220**)) evitaré
las conversaciones obscenas, animaré a los demás a
la virtud con las palabras y el buen ejemplo,
tanto dentro de la iglesia como fuera; prometo
además observar el Reglamento de la Compañía. Todo
esto lo espero cumplir con la ayuda del Señor y la
protección del Santo. Todos los días diré:
Glorioso San Luis Gonzaga, os suplico
humildemente me toméis bajo vuestra protección y
me consigáis del Señor la gracia de imitar
vuestras virtudes durante mi vida para merecer una
santa muerte y ser un día partícipe de vuestra
gloria en el Paraíso. Amén.
Pater, Ave, Gloria, etc.
Jesús mío, misericordia.
Fecha: ..........de 18....
EL DIRECTOR>>
Don Bosco dirigió una breve exhortación a los
nuevos socios, demostrando cuánto agrada al Señor
ser servido desde la juventud, y concluyó la
ceremonia cantando el Oremus de San Luis.
Finalizada la simpática ceremonia, abrió el
Registro General de la Compañía con los nombres de
los primeros socios. Era una nueva ocupación a la
que se entregaba con alegría. En efecto, él en
persona o alguno a quien él encargaba, a veces
cada semana y siempre una vez al mes, reunía
aparte a los socios, les daba una breve
conferencia sobre algún artículo del Reglamento o
sobre un hecho de la vida de
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