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1. Puesto que San Luis fue un modelo ejemplar,
todos los que deseen inscribirse en su Compañía
deben procurar evitar cuanto pueda escandalizar, y
dar buen ejemplo en todo, muy especialmente en el
cumplimiento de los deberes de un buen cristiano.
San Luis fue, desde niño, tan exacto en el
cumplimiento de sus deberes, tan amigo de los
ejercicios piadosos y tan devoto cuando iba a la
iglesia, que corría la gente para contemplar su
modestia y su recogimiento.
2. Procurarán los socios acercarse a la
sagrada confesión y comunión cada quince días y
aún con mayor ((**It3.217**))
frecuencia, especialmente en las principales
solemnidades. Son éstas las armas con las que se
alcanza la completa victoria contra el demonio.
San Luis se acercaba a estos sacramentos desde muy
niño cada ocho días, y cuando fue un poco mayor,
con más frecuencia. Quien, por cualquier motivo,
no pudiera cumplir esta norma, podrá conmutarla
por otra práctica de piedad con el consejo del
Director de la Compañía. Se exhorta, además, a los
inscritos a recibir los sacramentos y a asistir a
las funciones sagradas en su propia capilla, para
edificación de los compañeros.
3. Huid como de la peste de los malos
compañeros y guardaos mucho de tener
conversaciones obscenas. San Luis no sólo evitaba
tales conversaciones, sino que era tan modesto,
que nadie se atrevía a proferir palabras menos
limpias en su presencia.
4. Tened mucha caridad con los compañeros,
perdonando generosamente cualquier ofensa. Bastaba
ofender a San Luis para tenerlo enseguida por
amigo.
5. Comprometeos a mantener el orden en la Casa
de Dios, animando a los demás a practicar la
virtud y a inscribirse en la Compañía. San Luis,
llevado del amor al prójimo, fue a asistir a los
apestados, lo que ocasionó su muerte.
6. Poned gran diligencia en el trabajo y en el
cumplimiento de los propios deberes, siendo muy
obedientes a los padres y a los demás superiores.
7. Cuando un socio caiga enfermo, apresúrense
todos a rezar por él y bríndese a ayudarlo en las
cosas materiales, de acuerdo con las propias
fuerzas.
A estos artículos fundamentales, añadió don
Bosco en la segunda parte del Reglamento del
Oratorio, en el capítulo XI, algunas normas para
que la Compañía gozase de una organización bien
determinada. Transcribimos su primer autógrafo.
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<<1. El fin que se proponen los socios de la
Compañía de San Luis es imitar a este santo en las
virtudes compatibles con el propio
(**Es3.176**))
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