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sin darnos cuenta; pero ya no será así ((**It3.206**)) en
adelante; nos enmendaremos y nos morderemos la
lengua.
Lo mismo prometieron los demás.
-Bueno, muchas gracias. Me voy satisfecho. El
domingo que viene os espero en el Oratorio. Ahora
nos vamos de aquí y vosotros, como buenos
muchachos, os vais a vuestra casa.
-Yo no tengo casa, dijo uno de ellos.
-Tampoco yo, agregó otro.
Y así varios más.
-Y dónde vais a dormir por la noche?
-A veces en una cuadra de la posada con los
caballos, otras en una alberguería pública, donde
se duerme por cuatro perras, y algunas noches en
casa de un conocido o amigo.
Don Bosco advirtió enseguida el peligro de
inmoralidad en que se encontraban aquellos
pobrecillos, forasteros en su mayor parte y
añadió:
-Entonces hagamos así: los que tienen casa y
familia que se vayan.
Los despidió y partieron.
-Los otros que vengan conmigo.
Y dicho esto se encaminó hacia Valdocco,
seguido de diez o doce de aquellos pobres
desdichados, ya que por la calle se juntaron seis
más.
Llegaron al Oratorio. La madre de don Bosco lo
esperaba con ansias. Don Bosco hizo rezar a sus
huéspedes el Padrenuestro y el Avemaría, que ya
tenían casi olvidados, y después los condujo, por
una escalera de mano, al mencionado pajar, dio a
cada uno una sábana y una manta, recomendóles
orden y silencio, les auguró una noche feliz y
bajó satisfecho de haber empezado, como él
imaginaba, su proyectado asilo.
Pero no quería la Divina Providencia servirse
de aquella clase de gente para echar los cimientos
de tan magnífico edificio, y don Bosco se cercioró
de ello a la mañana siguiente. En efecto, apenas
amaneció, salió de su habitación para ((**It3.207**)) ver a
sus muchachos, decirles una buena palabra e
invitarles a ir cada cual a su trabajo. Bajó al
patio; no se oía el menor rumor. Creído que
estuvieran todavía dormidos, subió para
despertarlos...
Los granujas se habían levantado dos horas
antes y, callandito, habían puesto pies en
polvorosa, llevándose sábanas y mantas para
venderlas.
El primer intento de formar un asilo-hogar,
fracasado. Pero no
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