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para confesarse, invitando a otros sacerdotes,
hubo varios centenares que quisieron confiarle
sólo a él los secretos de su conciencia.
Con tal fiesta, alegrada con todo cuanto don
Bosco podía disponer para que sus muchachos
estuvieran totalmente satisfechos, no acababan aún
las ocupaciones pascuales.
En la domínica in albis 1 se celebró la solemne
distribución de premios a los que se habían
distinguido durante la cuaresma por su asistencia
a la catequesis y su buena conducta. Hubo muchos
invitados, porque quiso don Bosco que el acto
revistiese la mayor solemnidad posible; hubo
palabras de alabanza y estímulo para los valientes
muchachos a quienes recordó las promesas del
Señor, de premios más ricos y consoladores.
El 18 de abril, segunda Domínica después de
Pascua, se celebró la lotería para los que habían
aistido al Oratorio Festivo durante un año. Todo
este plan de preparación y clausura del Tiempo
Pascual se conservó en los años sucesivos y hasta
los presentes 2.
Terminadas las fiestas, don Bosco reanudaba
enseguida las clases de catecismo dominical.
Precisamente durante aquellas semanas llegaban a
Turín muchos jovencitos forasteros para aprender
un oficio o para trabajar como braceros. Un buen
número de ellos irían al Oratorio y, por tanto,
había que cambiar de sitio en la iglesia a los que
habían sido admitidos a la sagrada comunión, que
pasaban a formar clase aparte.
Esta clasificación tampoco podía mantenerse
mucho tiempo, y don Bosco, en los primeros días de
noviembre, reorganizó ((**It3.201**)) sus
clases. La mayor parte de los peones de
albañilería, al interrumpirse los trabajos de
construcción, volvían a sus pueblos y muchos otros
bajaban de la montaña a la ciudad, solos o con
algún pariente, para ganarse el pan que tanto
escaseaba en sus pueblos perdidos entre las
nieves. Unos se lanzaban a la mendicidad, otros
hacían de afiladores o vendían figuritas en
madera; la mayor parte eran limpiachimeneas.
Invitados por don Bosco o arrastrados por los
amigos, ocupaban en el Oratorio el puesto de los
que se habían ido; iban con ellos otros turineses
de su edad, que al acabarse las distracciones del
buen tiempo, se refugiaban en un lugar agradable
para su solaz.
Más tarde se unieron otros hijos del pueblo que
frecuentaban las escuelas elementales. Llegaron a
ser tantos que, a primeros de otoño,
1 Así se llamó hasta hace poco al primer
domingo después de Pascua. En tal día se quitaban
las vestiduras blancas del bautismo, recibido en
la Vigilia Pascual.(N. del T.)
2 Premios y Feria-Lotería del Oratorio. (N. del
T.)
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