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y después, al ser conocida la verdad, seréis
tenidos por mentirosos, y quedaréis deshonrados
ante vuestros superiores y vuestros compañeros. Un
buen hijo debe ocuparse de las cosas propias de su
estado y dirigir sus acciones al Señor, diciendo:
Señor, os ofrezco este trabajo, bendecidlo. Antes
y después de comer haced la señal de la santa cruz
y rezad una breve oración. No os ruboricéis de
aparecer como cristianos también fuera de la
iglesia.
>>Leed durante el día algún trozo de la vida de
cualquier santo, por ejemplo, la de San Luis, o
bien una de las consideraciones que van al
principio de este libro. Pensad alguna vez en los
avisos que os dio el confesor en la última
confesión. Recitad tres veces al día la salutación
angélica, en las horas establecidas. Acompañad al
Santo Viático cuando es llevado a los enfermos, y
si no podéis ir, rezad un padrenuestro y una
avemaría. Repetidlo cuando toca la campana a
agonía, si no os fuera posible ir a la iglesia a
rezar por el moribundo. Y al doblar las campanas a
muerto, decid el Requiem aeternam en sufragio del
alma que acaba de pasar a la eternidad. Rezad por
la noche el santo rosario, si no lo habéis
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durante el día, en compañía de vuestros hermanos y
de vuestras hermanas, pero devotamente, sin
prisas, sin apoyaros groseramente sobre la mesa o
los escaños o sentados sobre los talones. Después
de las oraciones de la noche, deteneos unos
instantes para examinar el estado de vuestra
conciencia y, si os encontráis culpables de algún
pecado, haced de corazón un acto de contrición,
prometiendo confesaros lo antes posible>>.
Don Bosco, a la par que había adjuntado a éstos
otros importantísimos avisos en El Joven
Cristiano, para que tuvieran lejos de sus almas el
pecado los jóvenes que vivían con sus padres,
imprimía en el Reglamento del Oratorio otras
amonestaciones, más generales, para los que no
vívian bajo la tutela de su familia.1
1 P. II, c. V.-Comportamiento fuera del
Oratorio.-1. Recordad, jóvenes, que la
santificación de las fiestas os trae la bendición
del Señor sobre todas las ocupaciones de la
semana; pero hay además otras cosas que debéis
practicar, otras cosas que debéis huir también
fuera del Oratorio.-2. Procurad cada día no omitir
las oraciones de la mañana y de la noche y hacer
unos minutos de meditación o, al menos, un poco de
lectura espiritual, y oíd la santa misa, si
vuestras ocupaciones os lo permiten. No paséis
delante de una iglesia, una cruz o una imagen
religiosa sin descubriros la cabeza.- Evitad toda
conversación obscena, o contraria a la religión,
porque San Pablo nos dice que las malas
conversaciones son la ruina de las buenas
costumbres.-4. Todos debéis
manteneros lejos de los teatros diurnos y
nocturnos, huir de las tabernas, los cafés, las
casas de juego
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