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Y se pusieron en viaje, como si Carignano
estuviese a la vuelta de la esquina. Llegaron a
Carignano a eso de las once de la mañana,
polvorientos, cansados, hambrientos y enseguida
preguntaron dónde estaba don Bosco.
Apenas lo vieron:
-íPor fin, don Bosco! Venga, venga. íQueremos
confesarnos y comulgar!
->>Pero estáis aún en ayunas?
-íClaro!
En tales ocasiones don Bosco iba a la iglesia,
les confesaba y les daba la comunión. Pero luego
((**It3.160**)) andaba
apurado porque no quería dejarlos marchar en
ayunas. Los párrocos, compadecidos, le sacaban de
apuros, preparándoles algo para almozar. Después
los muchachos subían al coro, cantaban las
vísperas, las letanías y el Tantum ergo en música,
como lo habían aprendido en las escuelas
nocturnas. Nadie puede imaginar el asombro y la
alegría de los campesinos al oír aquellos cantos.
Desandaban después el camino y volvían a sus
casas.
Esto ocurrió muchas veces en Sassi, en Superga
y en otros pueblos cercanos. Si llegaban a tiempo
por la mañana, cantaban la misa, y por la tarde no
cabían en sí de gozo cuando don Bosco volvía en su
compañía.
En aquellos tiempos todos los muchachos se
querían confesar con él. Don Bosco invitaba a
otros sacerdotes, entre ellos al padre Luis
Dadesso, oblato de María; pero, pocos o ninguno
querían confesarse con ellos. Por esto los
confesores extraordinarios sólo se presentaban
unos momentos o dejaban de acudir. Los chicos
preferían se retardara la hora de la misa, aunque
regularmente no se celebraba a una hora
rigurosamente fija sino hasta que don Bosco, que
debía decirla, terminaba las confesiones y se
aguataban en ayunas para comulgar.
De este tan singular cariño y tan conmovedora
devoción hemos oído hablar a muchísimos que, ya
hombres, decían de don Bosco: <>.
Es imposible conocer los millares de auténticas
conversiones operadas por la caridad de don Bosco.
Nos complace relatar un hecho del cual fuimos
testigos. Estaba la sacristía atestada de
muchachos arrodillados; un mozo obrero, entre
dieciocho y veinte años, alto y fornido, de
aspecto ((**It3.161**)) serio,
serio, se confesaba.
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