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((**Es3.104**) de la Iglesia, o de los milagros de la Virgen, y los muchachos lo escuchaban con mucho agrado. Aquel grito podía parecer poco reverente en la iglesia; pero don Bosco, que sabía que los muchachos, después de un tiempo de inmovilidad y silencio, necesitaban un desahogo, lo permitió alegremente hasta 1868, persuadido, además, de que esto agradaba al Señor. Después del Catecismo, el mismo don Bosco daba por la tarde, si no había otro predicador, una instrucción popular, y después de la Bendición, antes de salir de la iglesia, hacía cantar una canción religiosa. Como tenía predilección por el nombre de Jesús, que invocaba frecuentemente y lo escribía con gusto, prefería la canción en honor de este Nombre Santísimo que comienza: Ea, niños, las voces.1 Cada estrofa terminaba con un estribillo por él ideado, para repetir más veces el nombre de Jesús. E insistía que se cantase esta copla con alegría de espíritu y devoción. 1 Ea, niños, las voces juntad inocentes, cantad reverentes: íLoor a Jesús! Loor a ese Nombre, que es nuestra bandera, que a todos supera en gloria y virtud. íLoor a ese Nombre! íLoor a Jesús! Tu Nombre es al alma que es cándida y pura un mar de dulzura: íLoor a Jesús! Y mientras lo invoca, de amor se enardece y siempre enaltece tu Nombre, íoh Jesús! íLoor a ese Nombre! íLoor a Jesús! Destruye, aniquila, el reino del llanto, un Nombre tan santo: íLoor a Jesús! Tu Nombre divino el cielo ha franqueado y el yugo ha quebrado de la esclavitud. íLoor a ese Nombre! íLoor a Jesús! (N. del T.. Tomado de <>) (**Es3.104**))
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