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CAPITULO X
VIDA AMENA EN LA RESIDENCIA SACERDOTAL -LOS
RECREOS QUE MAS GUSTAN A DON BOSCO -INGENIOSA
CARIDAD DE DON CAFASSO EN LAS CARCELES -DON BOSCO
VA A DAR CATECISMO EN ELLAS -IMPRESIONES Y
ENSEÑANZAS QUE SACA -LA PASCUA ENTRE LOS PRESOS
DON Bosco no perdió en la Residencia Sacerdotal
aquel su buen humor, que le convertía en el rey de
cualquier conversación. Lo mismo que en el
seminario y en las escuelas de Chieri, siempre
tenía algo nuevo con que divertir la tertulia.
Pero en sus bromas y burlas sabía mantener un
porte sereno, sonriente, sin gestos o andares
descompuestos ni carcajadas estrepitosas. Vamos a
contar un pequeño suceso, que muestra bien a las
claras cómo una piedad insigne y un celo
apostólico pueden ir de bracete con un humor
agradable. También se divertían con estos
graciosos entretenimientos el teólogo Guala y don
Cafasso, hombres de suyo tan formales y serios.
Estaba en la Residencia un tal D.C..., hombre
jovial y singular, que se prestaba de buen grado a
la broma, aún a costa, muchas veces, de su propia
persona. Había éste comprado a unos Judíos un
((**It2.100**)) gabán
tan extraño por su forma y antigüedad, que se
había hecho famoso entre los alumnos de la
Residencia. Ya no se atrevía ni a ponérselo. Un
día hizo don Bosco que se lo colocaran en el lugar
que él ocupaba en el estudio. Al llegar la hora de
ir a él, D.C... fue a sentarse y advirtió un bulto
que le estorbaba: -Qué es esto? -exclamó arrojando
el envoltorio al centro del salón. Pero, mirando
mejor, se dio cuenta de que era su gabán. Se
disgustó de momento, pero luego, no sabiendo cómo
había sucedido la cosa, lo tomó y se lo llevó
fuera, entre las risas de todos.
Otra vez le hizo don Bosco la misma jugarreta
en el refectorio, a la hora de comer. Entonces
D.C..., algo molesto, encerró su gabán en un baúl,
y después con el mayor secreto posible, lo envió a
su(**Es2.85**))
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