((**Es2.84**)
El censor mortificado se calló, y no volvió a
hablar más del asunto.
Cuando don Bosco narraba éste y otros casos
semejantes, manifestaba la dolorosa impresión que
experimentaba al oír ciertas críticas, y exhortaba
a todos a no hablar nunca mal de nadie y mucho
menos de personas pertenecientes al clero o a una
orden religiosa, por ser algo muy contrario a la
caridad y que siempre deja pésima impresión en
quien tenga un tantico de criterio.(**Es2.84**))
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