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Dios, entonando el Load a María, la reina del
cielo. 1 El día de la Anunciación pasaban de
treinta los cantores. Ese día organizó una
fiestecita en honor de María Santísima,
acercándose todos por la mañana a comulgar. Por la
tarde, como no cabían en el pequeño coro donde se
reunían, se trasladaron a una pequeña Capilla,
detrás de la sacristía. A las pocas semanas eran
más de cincuenta.
La vida del Oratorio era así. Por la mañana de
los días festivos se daba facilidad a los
muchachos para acercarse a los sacramentos de la
confesión y comunión. Un domingo al mes lo hacían
colectivamente. Esto lo anunciaba don Bosco con
tiempo: en pocas palabras invitaba a todos a
confesarse bien y comulgar; después les ayudaba y
preparaba con paciencia y caridad admirables. Don
Guala y don Cafasso le ayudaban para las
confesiones. Don Bosco se preocupaba del tiempo
que pasaba cada muchacho sin confesarse, para
animar a los que le parecía tenían mayor
necesidad.
Por la tarde, se reunían en el pequeño Oratorio
a una hora determinada; hacían una breve lectura
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espiritual, cantaban una canción, seguía el
catecismo y luego, les contaba un ejemplo a manera
de plática. Al final se repartía un regalo, unas
veces individual, otras echándolo a suertes.
Mientras tanto, los muchachos habían cambiado
bastante, dado que, al presentarse los rigores del
frío, se suspendieron los trabajos de la
construcción y muchos de ellos tornaron a sus
casas. Pero, apenas apareció la primavera,
volvieron a Turín y corrieron a presentarse a don
Bosco. Era uno de los principales Carlos Buzetti,
simple peón de albañil entonces y más tarde
maestro de obras. Trajo consigo
1 Load a María,
la Reina del Cielo,
del hombre el consuelo,
de Dios la alegría.
Load, load;
load a María.
El cielo se inclina
y ciñe con bellas
y nobles estrellas
tu frente divina.
Load, etc.
íOh, casta azucena
y mística rosa!,
socorre piadosa
a mi alma, que pena.
Load, etc.
(N. del T.)(**Es2.79**))
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