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CAPITULO VII
PRIMEROS ENCUENTROS DE DON BOSCO CON LOS MUCHACHOS
DE TURIN -PROYECTO DE LOS ORATORIOS FESTIVOS
-DISPOSICIONES DE LA DIVINA PROVIDENCIA -BARTOLOME
GARELLI, PIEDRA FUNDAMENTAL -COMPAÑEROS QUE LE
SIGUEN -LA MISION DE DON BOSCO
DON Bosco estaba muy impresionado frente a tantas
escenas dolorosas, como se le presentaban en
Turín. Sentía constantemente un acuciante deseo de
dedicarse a los cuidados de una juventud que
marchaba por el camino de la deshonra y la
perdición, que no observaba la ley divina porque
la ignoraba, que ultrajaba a su Creador, casi sin
conocerlo. Su inocente corazón sentía la amargura
de pensar que la mayor parte de aquellas pobres
almas se perdía desgraciadamente por falta de
conocimiento de las verdades de la fe, y exclamaba
gimiendo con el profeta Isaías: <>.
((**It2.69**)) <>.
Con todo, siempre que se encontraba en la
sacristía de San Francisco a algunos muchachos,
les dirigía la palabra con tanto afecto y gracia,
que ellos no sabían separarse de su lado. A veces
se los llevaba a las pequeñas dependencias anejas
a la sacristía, y les enseñaba un poco de
catecismo, les animaba a ser buenos, les invitaba
a volver y les aconsejaba acercarse, debidamente
preparados, a los santos sacramentos. La continua
afluencia de muchachos ocasionaba ruido y estorbo,
1 Isaías V, 13-14.(**Es2.62**))
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