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de Trattatelli (trataditos), que prestó a algunos
alumnos y que todos copiaban. Es un grueso volumen
de casi cuatrocientas páginas.
Don Bosco escogió a este santo sacerdote y
experto maestro en el arte de dirigir las almas
como director espiritual, desde el principio del
curso. En adelante se confesó regularmente con él
cada semana. Le profesaba una gran veneración, con
afecto y reverencia filiales, no tanto como a
paisano suyo cuanto como a guía seguro en el
camino de la perfección y de la santidad,
pidiéndole siempre consejo para todos sus actos y
empresas. Más aún, don Bosco quiso tomarlo por
modelo, y de tal modo supo copiar en sí mismo este
ejemplar, que muchos de los dichos, hechos,
métodos y maneras de don Cafasso, encaminados a
promover la gloria de Dios y la salvación de las
almas, fueron reproducidos muchísimas veces a lo
largo de su ((**It2.56**)) vida.
Parecía que la conducta de don Cafasso le
repitiera continuamente la exhortación de San
Pablo: Imitatores mei estote, sicut et ego
Christi: Sed mis imitadores, como yo lo soy de
Cristo 1.
1 1.¦ a los Corintios IV, 16.(**Es2.53**))
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