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((**Es2.51**) Don Guala era más bien severo con los residentes, seguía sus pasos: si alguno faltaba, le llamaba a cuentas en seguida. Pero era fácil en perdonar, cuando el culpable reconocía su falta. Exigía que todos se empeñaran en cumplir el aviso del Concilio de Trento, Sesión XXIII, capítulo I: <((**It2.53**)) nihil nisi grave, moderatum ac religione plenum praeseferant. Levis etiam delicta, quae in ipsis maxima essent, effugiant, ut eorum actiones cunctis afferant venerationem>>. (<>). Don Cafasso no cesaba de repetir: <<íHaceos santos! íSacerdote: qué palabra, qué dignidad, y al mismo tiempo qué grandes obligaciones, qué virtudes requiere! Un sacerdote puede ser tenido por santo ante los hombres y no serlo ante Dios. Basta poseer un tercio de las virtudes de un eclesiástico para pasar por santo ante los hombres, pero no así a los ojos de Dios que penetra en el secreto de los corazones. Un sacerdote verdaderamente tal, va fácilmente al cielo después de su muerte; pero, si no es sacerdote del todo, es más probable que vaya al infierno y no al purgatorio>>. Los residentes tenían continuamente ante sus ojos dos modelos de santidad sacerdotal. El teólogo Guala, que dirigía la residencia hacía treinta y un años largos, hombre de grandes penitencias, de ayunos y cilicios, era a la vista de todos fidelísimo observante del reglamento común. Permanecía en el confesionario, junto al altar de la Inmaculada, rezando o confesando hasta las diez. Luego, se dirigía a la cátedra para la lección de la mañana. Durante el resto del día predicaba, visitaba enfermos y presos, repartía grandes limosnas a las familias pobres. Solía ir a la fortaleza de la ciudad a confesar y animar a los soldados condenados a muerte. Pasaba parte del tiempo de recreo con los residentes y don Cafasso, aún cuando en aquellos tiempos era cosa rara que los Superiores mantuvieran familiaridad con los alumnos. Don Cafasso entró en la Residencia, como alumno, el 28 de enero de 1834. Obtuvo las licencias de confesión el 29 de junio de 1836 y en ese mismo año le encargaron de la clase de Moral, trabajo que compartió con don Guala ((**It2.54**)) hasta 1844. Diríamos que era una copia,(**Es2.51**))
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