((**Es2.46**)
formar buenos ciudadanos en esta vida, para que
fueran un día dignos ciudadanos del cielo. Que
Dios me ayude a continuar así hasta el último
aliento de mi vida>>.
Se ve claro en estas líneas que la primera idea
que se le manifestó en los sueños fue la misma
misión de Jesucristo, esto es, la de un solo
rebaño bajo un solo pastor. Su ardiente deso era
no sólo reunir a los muchachos de Turín y sus
alrededores, sino a los de todas las naciones de
la tierra, cristianos y paganos, católicos,
cismáticos y herejes, salvajes e incivilizados y
dar a conocer a todos el verdadero Dios y a su
Hijo Jesucristo. Su caridad no debía conocer
límites: <>. Por esto don
Bosco exclamaba resueltamente: íSalvemos a la
juventud!
Don Bosco se aleja de Castelnuovo, pero <>. 1 Está falto de medios humanos, no
tiene un céntimo en el bolsillo, pero en su
corazón habita Jesucristo; y, enraizado en la
caridad y lleno de la plenitud de Dios, se
abandona a El <>, 2 pero camina con
sencillez y se dirige confiado a la ciudad, que al
menos de un modo entreverado, ya le había sido
anunciada con antelación.
Con razón nos parece que aludía a este viaje,
cuando le oímos predicar en Alba el panegírico de
San Felipe Neri. Entró en argumento ex abrupto y
en forma ((**It2.47**)) poética.
Imaginó hallarse sobre una de las colinas de Roma,
con la ciudad tendida ante sus ojos y contemplando
frente a sí a un joven cansado de mucho caminar,
que se detenía absorto en profundos pensamientos,
con la mirada fija en aquel espléndido panorama...
Después continuó:
-Acerquémonos a él y preguntémosle: Quién sois
y qué miráis con tanta ansiedad?
-Soy un pobre forastero; contemplo esta gran
ciudad y un pensamiento embarga mi mente; pero
temo que sea una locura o una temeridad.
-Cuál?
-Consagrarme al bien de tantas pobres almas, de
tantos pobres muchachos que, faltos de instrucción
religiosa, caminan hacia la perdición.
1 Proverbios III, 17.
2 Efesios III, 20.(**Es2.46**))
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