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origen y fundación de la Pía Sociedad de San
Francisco de Sales para la salvación de la
juventud. Aún podemos constatar cómo, desde 1846
en adelante, María Santísima se dignó aparecerse a
los niños, como para darle muestras de su
predilección.
Vamos ya al hecho.
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Maximino de once años y Melania de quince.
Ambos, hijos de padres ignorantes y rudos, se
dedicaban a guardar el ganado. Maximino no sabía
más que el padrenuestro y el avemaría; y Melania
no sabía mucho más; tanto que no había sido
admitida a recibir la comunión. El 18 de
septiembre de 1846 se encontraron por casualidad
en el monte, abrevando sus vacas en la misma
fuente.
Por la tarde de aquel día, a punto de volver a
sus casas, dijo Melania a Maximino:
-íA ver quién llega mañana el primero al monte!
Y al día siguiente, 19 de septiembre, que era
sábado, subían los dos juntos, llevando cada uno
cuatro vacas y una cabra. Era un día hermoso y
sereno, con un sol brillante. Hacia el mediodía,
al oír el sonido lejano de una campana que tocaba
el Angelus, rezaron un momento e hicieron la señal
de la cruz; sacaron sus provisiones y se pusieron
a comer junto a un manantial, al lado de un
arroyo, adonde iban a parar sus aguas cristalinas.
Después de comer, cruzan el arroyo, dejan sus
zurrones junto a otra fuente seca, caminan unos
pasos más y llegan a dos espacios de sombra, poco
distantes uno de otro. Maximino se sienta en uno
y Melania en otro, y contra su costumbre, se
quedan dormidos.
Melania se despertó la primera, a las dos y
media de la tarde, y al no ver sus vacas, llamó a
Maximino:
-íEh, vamos a buscar las vacas!
Atraviesan los dos el arroyo, suben unos quince
pasos y ven las vacas no lejos, tumbadas al lado
opuesto.
Entonces Melania volvió a bajar y, antes de
llegar al arroyo, vio una claridad mucho más
brillante que la del sol y de varios colores.
Y gritó a Maximinio:
-Ven, corre y verás aquí abajo una luz muy
grande.
((**It2.578**)) Llegó
corriendo Maximino y preguntó:
-Dónde está esa luz?
Melania se la indicó con el dedo vuelto hacia
la fuente. Al verla Maximino se paró. Entonces
divisaron en medio de aquella claridad a una
Señora, sentada sobre un montón de piedras, con el
rostro entre
(**Es2.433**))
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