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CAPITULO L
<> - MUERTE DE GREGORIO XVI -
ELECCION DE PIO IX - PLEGARIAS POR EL PAPA -
FRENETICAS DEMOSTRACIONES DE ALEGRIA POR EL NUEVO
PONTIFICE - PRUDENTE RESERVA DE MONSEÑOR FRANSONI
Y DE DON BOSCO - LA SANTA DE VIU
EMPEZABA a nublarse el horizonte político. A
primeros de mayo de 1846 aparecía en la Revue
mensuelle de París el artículo del conde Camilo
Cavour: Des chemins de fer en Italie. Exponía en
él, no tanto el bienestar material del país,
merced al buen resultado de los nuevos
ferrocarriles que acortaban las distancias, cuanto
el bien moral de toda Italia. Después de éste,
aparecieron muchos otros libros en Piamonte,
manifestando opiniones populares favorables al
partido liberal. La idea dominante de todos era la
revancha por la independencia del extranjero, pero
en ninguno se defendía la destrucción del poder
temporal del Papado. Era éste el propósito
juramentado en las logias carbonarias y
cuidadosamente escondido, para no espantar las
conciencias del pueblo católico.
Se buscaba, mientras tanto, una ocasión para
empujar a Carlos Alberto a las ansiadas empresas,
cuando vino a ofrecérsela el mismo gobierno
austríaco. Los ministros del Rey habían permitido,
desde hacía dos años, a los habitantes del Tesino
proveerse de sal en el extranjero por los puertos
de ((**It2.473**)) Génova
y Marsella, y transportarla a su país a través del
Piamonte. Austria reclamó enseguida, alegando sus
derechos de aduana, que el Piamonte no quiso
reconocer; fue larga la contienda. Finalmente,
viendo Austria que no podía zanjarla, porque sus
pretensiones eran infundadas, el 20 de abril de
aquel año 1846, como desquite, aumentó en más del
doble el derecho de aduana de sus vinos, ganándose
la antipatía de los piamonteses por el daño
gravísimo que les acarreaba. Los liberales se
alegraron mucho de esta desavenencia. El Rey hizo
publicar en el diario oficial un artículo fuerte y
tajante en defensa de los derechos y del
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