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((**Es2.343**) don Bosco, ni dónde está. El párroco de Sassi no se llama Bosco y no hay en estos pueblos ningún sacerdote que se llame así. -Pues a nosotros, respondían los muchachos extraviados, nos han dicho que don Bosco está en Sassi, y ahí debe de estar. ((**It2.455**)) Otros, que venían más atrás sin saber nada de los primeros, por un quid pro quo (error) preguntaban: -Dónde está Sássari? La gente respondía riendo: -Sássari está en Cerdeña y hay que ir en barco. Los pobrecitos quedaban contrariados. Finalmente encontraron el camino, y unos por un lado, otros por otro, llegaron hasta la parroquia, en varios grupos, hasta unos trescientos muchachos, empapados de sudor, llenos de rasguños y de fango, extenuados por el cansancio y el hambre. Daban compasión. Llamaron a don Bosco. Se presentó y, al ver aquella turba de sus amigos, se enterneció. -Qué queréis, hijitos míos?, les preguntó. Tenéis permiso de vuestros maestros para venir hasta aquí? Uno respondió por todos: -Hemos hecho los Ejercicios Espirituales; esta mañana es la clausura, y queremos confesarnos con usted. Ayer por la tarde le estuvimos esperando inútilmente en Santa Bárbara; y al no encontrarle tampoco esta mañana, hemos ido muy temprano con permiso de nuestros maestros a Valdocco; y desde allí, unos por un camino, otros por otro, hemos venido hasta aquí. No hemos dicho nada a los superiores, porque creíamos poder volver al colegio para la misa y la comunión. Muchos de nosotros hemos de hacer confesión general y muchísimos confesión anual. Puede cada uno imaginar el asombro de don Bosco y de sus buenos huéspedes. No pudieron menos de admirar aquel arrojo juvenil; pero intentaron convencerles para que volvieran enseguida al colegio y así librar a sus padres y maestros de toda preocupación. El viento se llevó sus palabras y hubieron de ceder a su insistencia; pero, naturalmente, se encontraron en un gran apuro. Cómo confesar a tantos muchachos, que además querían hacer su confesión general o anual? Cómo hacerles volver al colegio para la comunión? ((**It2.456**)) Solamente para confesarles, hacía falta una docena de sacerdotes; y ellos querían confesarse todos con uno. Fue más fácil convencerles de que esto no era posible y que debían dejar la comunión para el día siguiente. Así las cosas, don Bosco se sentó en el confesonario, aunque estaba exhausto de fuerzas. Acudieron también (**Es2.343**))
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