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CAPITULO XLVI
TOMA DE POSESION DEL NUEVO ORATORIO -LA GRAN
BASILICA -DOS VISITAS A LA CONSOLATA -HORARIO
SEGUIDO EN EL ORATORIO -HABIL PESCADOR -UN MIRLO
ENJAULADO -LA DESPEDIDA DE LA TARDE -PROFECIA O
PRONOSTICO
EL señor Pinardi dio su palabra a nuestro don
Bosco de prepararle el lugar para el domingo
siguiente, y la cumplió.
Como el trabajo a realizar era mucho y urgente,
llamó obreros para excavar y sacar tierra;
albañiles para derribar y levantar muros;
carpinteros para entarimar. Como no bastaran,
prestaron su mano él mismo y el buen Pancracio;
sin temor a exagerar, puede decirse que se hizo en
una semana el trabajo de un mes. Don Bosco había
pedido al Arzobispo la debida autorización, que le
fue concedida por decreto del 10 de abril y
preparaba todo lo necesario el Sábado Santo. Por
la mañana del domingo de Pascua, 12 de abril de
1846, el local estaba totalmente en orden: se
habían realizado grandes arreglos para instalar la
capilla, y también el patio para jugar, parte al
poniente y parte al norte de la casa. Como el
resto de la finca estaba ya arrendado a Pancracio
Soave, no se pudo disponer de más espacio.
A cierta hora, cuando ya habían acudido
bastantes muchachos mandó don Bosco llevar, del
Refugio y de la caseta ((**It2.429**)) del
prado donde se guardaban, los ornamentos de la
iglesia y los instrumentos de juego, y de este
modo, juntamente con él, tomaron posesión del
nuevo Oratorio. Dos señoras bienhechoras cubrieron
el altar con unos manteles de lienzo finísimo,
regalo del teólogo Carpano, que desde hacía varias
semanas no se había dejado ver. El mismo teólogo
colocaba los candeleros, la cruz, la lámpara y un
pequeño cuadro del patrono San Francisco de Sales.
Y don Bosco bendecía el modesto edificio aquella
misma mañana y lo dedicaba al culto divino en
honor del Santo. Celebró la santa misa, a la que
asistieron muchos jóvenes, vecinos del alrededor y
algunas personas de la ciudad. El
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