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Tal vez pueda alguno preguntar: -Pero es que la
esperanza, la seguridad del futuro Oratorio le
abandonó en aquella ocasión?
Estamos persuadidos de que, estando Dios para
conceder al Oratorio la gracia singular de una
morada finalmente estable y segura, quiso que
aquella tarde sintiera su fundador todo el peso
del abandono, que quedara como postrado, para que
el inminente favor le resultase más grato y como
premio de un grave tormento; pues es traza de la
divina Providencia que a los beneficios más
señalados precedan grandes sacrificios. Pero en
aquel estado de opresión don Bosco no podía perder
en lo más mínimo su confianza, pudiéndose repetir
de él lo que del gran patriarca Abraham escribió
San Pablo: Contra spem in spem credidit, ut fieret
pater multarum gentium, secundum quod dictum est
ei: Esperando contra toda esperanza, ((**It2.423**)) creyó y
fue hecho padre de muchas naciones, según le había
sido dicho 1.
Algunos jóvenes, que en aquellos momentos
estaban cerca, le vieron alzar los ojos llorosos
al cielo, y le oyeron exclamar: <>. Era una oración de angustia,
sí; pero también de esperanza. Y el Dios de
bondad, el padre de los huérfanos, no tardó en
recoger sus piadosas lágrimas y atender sus
amorosos acentos.
Apenas don Bosco terminó estas palabras y
enjugó sus lágrimas, cuando he aquí que entró en
el prado un sujeto, llamado Pancracio Soave, tan
tartamudo que para sacarle las palabras de la boca
eran necesarios grandes esfuerzos. El buen hombre
se acercó a don Bosco y sin más le preguntó:
-Es cierto que usted busca sitio para montar un
laboratorio?
-íNo, respondió don Bosco; un Oratorio!
-Yo no sé lo que va de un Oratorio a un
laboratorio; lo cierto es que aquí hay un terreno.
Venga y véalo usted. Es propiedad del señor
Francisco Pinardi, buena persona que quiere
arrendarlo. Venga, y hará un buen negocio.
La inesperada proposición fue como un rayo de
luz entre un denso nublado.
En aquel momento precisamente llegaba un fiel
amigo de don Bosco, don Pedro Merla, fundador de
la piadosa obra conocida por
1 Romanos IV, 18.
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