((**Es2.308**)
-Pero esto no es posible, repetía entre sí don
Bosco; eso es algo muy distinto de una habitación
a propósito para nosotros. Diría que se trata de
una ilusión diabólica.
Y entonces oía claramente una voz que le decía:
-Tú no sabes que el Señor puede enriquecer a su
pueblo con los despojos de Egipto?
Otras veces le parecía hallarse en la calle
Cottolengo. Tenía a mano derecha la casa Pinardi,
en medio del huerto y de los prados; a la
izquierda, la casa Moretta, casi enfrente de la
primera, con los patios y campos adyacentes, que
más tarde ocuparían las Hijas de María
Auxiliadora. A la puerta del futuro Oratorio se
levantaban dos columnas, sobre las cuales leyó don
Bosco esta ya repetida inscripción: HINC INDE
GLORIA MEA: De aquí y allí mi gloria. Era
evidentemente el primer indicio de la congregación
hermana de la de los Salesianos. Y, si por una
parte veía a éstos, no habrá visto tal vez a las
Hermanas? Nada de esto dijo por entonces, pues era
muy reservado al dar tales explicaciones.
Entretanto, había empezado a verificarse el
primer sueño tenido en la Residencia Sacerdotal.
Eran las tres paradas o estaciones de don Bosco
antes de llegar a la morada definitiva. La primera
fue el Refugio, la segunda la de los Molinos de la
Ciudad, la tercera la casa Moretta y el prado
adjunto. íBendito sea Dios!
(**Es2.308**))
<Anterior: 2. 307><Siguiente: 2. 309>