((**Es2.301**)
método más fácil para que una narración cualquiera
penetre y quede grabada en la mente de un joven.
>>El estudio de la Historia Sagrada muestra por
sí mismo su propia excelencia y no necesita
recomendación alguna. La Historia Sagrada es la
más antigua de todas las Historias; la más cierta,
por ser Dios su autor; la de mayor aprecio, porque
contiene la voluntad de Dios manifestada a los
hombres; la más útil, porque manifiesta y prueba
las verdades de nuestra Santa Religión. No existe,
por tanto, estudio más importante que éste; ningún
otro debe ser más grato para el que ((**It2.398**)) ama de
veras la religión. Si mi labor, valga lo que
valga, resultara provechosa para alguno, sirva
para la gloria de Dios, por cuyo honor fue
emprendida>>.
Como era un libro para uso de las escuelas, se
leen en el prólogo de la primera edición dos
citas, que no aparecen en la tercera, lo que
indica la previsora prudencia de don Bosco. Donde
dice que siempre se propuso iluminar la mente para
mejorar el corazón, añadía esta cita: <>; y donde
previene que ha procurado insertar varios
grabados, pone al pie de la página: <>. Era una
especie de recomendación de su libro para ciertos
maestros. Una aprobación justa siempre agrada y el
abate Aporti era sensible a estas muestras de
respeto. Don Bosco, como solía hacer en estas
circunstancias, le regaló un ejemplar de su obra,
acompañado de una cartita prudentemente
halagadora, sazonada con un pensamiento de la
eternidad. Era merecedor a la alabanza por los
beneficios que con sus escritos y con su acción
proporcionaba a la gran causa humanitaria de la
instrucción popular.
El conocía el estado de ánimo de aquel pobre
sacerdote, y aún de otros que se apartan del recto
sendero y forman un partido. Entre ellos reina el
egoísmo, el interés, la envidia, la desconfianza y
con frecuencia la sujeción a un poder tiránico. A
pesar de los aplausos y de los honores a que fue
exaltado, el abate Aporti sintió muchas veces la
amargura de esta terrible verdad, especialmente
cuando votó en el senado contra la enmienda de Des
Ambrois, que ponía por completo a disposición del
Gobierno, no sólo los bienes de los conventos,
sino a los mismos religiosos. Pese a los
muchísimos servicios que había prestado a la causa
que propugnaban los <>, todos los
periódicos desenfrenados se pusieron en su contra,
le ultrajaron, le echaron por tierra, y uno de
ellos hasta llegó a amenazarle ((**It2.399**)) con
apretarle el gaznate. De cara a los buenos, los
extraviados cubren con altanería su vileza y sus
remordimientos; les parece que
(**Es2.301**))
<Anterior: 2. 300><Siguiente: 2. 302>