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CAPITULO XXXVIII
LA SALUD DE DON BOSCO SE RESIENTE -EL TEOLOGO
BOREL DEFENSOR DEL ORATORIO -LOS PARROCOS DE TURIN
-EL OPUSCULO: LOS SEIS DOMINGOS Y NOVENA -EN HONOR
DE SAN LUIS GONZAGA
A fines de 1845 parecía que don Bosco no podía
aguantar el trabajo: tanto se debilitaban sus
fuerzas. El teólogo Borel había dado cuenta de
ello a la marquesa Barolo, que aún seguía en Roma,
y la Señora le respondía enérgicamente que se
procurase, a toda costa, cuidar la preciosa salud
de don Bosco. Unos días después, enviaba cien
liras para el Oratorio. El teólogo Borel se
apresuraba a responderle:
<>La caritativa sugerencia de V. S. en favor
del carísimo don Bosco y el donativo que se ha
dignado enviarle, muestra bien a las claras su
interés por la salud de este celoso sacerdote. El
no dejará de aprovecharse de ello y yo se lo
agradezco a V. S. de todo corazón.
>>Desde primeros de diciembre, viendo que
necesitaba reposo, empezó don Pacchiotti a
celebrar la santa misa en el Hospital, dejando
para don Bosco la segunda misa ((**It2.353**)) en el
Refugio. Fue un remedio excelente, visto el feliz
resultado obtenido. Sin embargo, como no se podía
decir que estuviera restablecido del todo y, de
acuerdo con las insinuaciones de V. S. de que
descanse por algún tiempo en completo reposo,
libre de las ocupaciones del Refugio y de todo
servicio en el Hospital hasta su completo
restablecimiento, yo abrigo de este modo seguras
esperanzas de verle muy pronto totalmente
restablecido.
>>Hoy mismo me ha dado la respuesta decisiva
sobre lo que piense hacer y, al día siguiente de
Epifanía, se someterá a la obediencia; y tendrá
que entendérselas con el Muy Rvdo. Sr. D. Guala y
D. Cafasso,
(**Es2.268**))
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