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deslumbradora riqueza, le hacían corte como a
reina. Y, formando en su derredor círculos
interminables, se extendían hileras e hileras
hasta perderse de vista. La dama, que apareció
precisamente donde ahora está situado el altar
mayor de la gran iglesia, invitó a don Bosco a
acercarse. Cuando lo tuvo al lado, le manifestó
que los tres jóvenes que le habían llevado a Ella,
eran los mártires Solutor, Adventor y Octavio; con
lo cual parecía indicarle que ellos serían
patronos especiales de aquel lugar.
Después, con inefable sonrisa en los labios y
con amorosas palabras, le animó a no abandonar a
sus muchachos y a seguir, cada vez con más fervor,
la empresa ((**It2.344**))
comenzada; le dijo que encontraría gravísimos
obstáculos, pero que todos serían allanados y
derribados, si él ponía su confianza en la Madre
de Dios y en su divino Hijo.
Por último, le mostró una casa cercana y que
realmente existía, que después supo era propiedad
de un tal Pinardi; y una iglesita, precisamente
donde está ahora la iglesia de San Francisco de
Sales, con el edificio contiguo. Después, alzando
la mano derecha, exclamó con una voz de inefable
armonía: HAEC EST DOMUS MEA: INDE GLORIA MEA.
(Esta es mi casa: de aquí saldrá mi gloria.)
Al oír estas palabras, don Bosco quedó tan
impresionado que se despertó, y la figura de la
Santísima Virgen, que tal era la dama, y toda la
visión, fue desvaneciéndose lentamente como la
niebla a la salida del sol. Mientras tanto él,
confiando en la bondad y misericordia divina,
renovaba a los pies de la Virgen su plena
consagración para la obra a que era llamado.
A la mañana siguiente, dominado por la alegría
del sueño, se apresuró a ir a ver la casa que la
Virgen le había señalado. Al salir de su
habitación, dijo al teólogo Borel:
-Voy a ver una casa a propósito para nuestro
Oratorio.
íCuán grande y dolorosa fue su sorpresa al
llegar a aquel lugar: en vez de una casa y una
iglesia, se tropezó con una vivienda de gente de
mal vivir!
Al volver al Refugio y ser interrogado con
ansia por el teólogo Borel,
le respondió, sin dar más explicaciones, que la
casa, sobre la cual había trazado sus planes, no
servía para el caso.
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