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Don Bosco fue a aconsejarse con don Cafasso, con
el teólogo Borel y don Pacchiotti. Charitas non
agit perperam. La caridad no obra temerariamente
1. Qué partido tomar? Volver al Refugio era
imposible. Seguir las reuniones hasta el primero
de enero en la iglesia de San Martín no era
conveniente por la animosidad de los molineros
envalentonados con la decisión del Municipio.
Tampoco era solución suspender la catequesis. Pero
a dónde ir? Después de orar, decidieron continuar
la empresa a toda costa. La iglesia de San Martín
serviría para resguardarse, en caso de intemperie,
a la hora de la instrucción religiosa; la plaza de
los Molinos sería el lugar de cita y punto de
partida; y el Oratorio se convertiría en
ambulante.
Empezaba el mes de diciembre y así se hizo por
algunas fiestas. Por la mañana acudían los
muchachos a la plaza de los Molinos, donde los
aguardaba don Bosco. Iban provistos de la comida
para todo el día. A cierta hora, el bravo Capitán
los ponía en orden, encomendándoles que no
chillaran, al menos dentro de la ciudad. Dada la
señal de marcha, él en ayunas y medio enfermo, se
ponía a la cabeza y conducía a la alegre brigada
algunos kilómetros fuera de Turín. Unas veces iban
a Sassi, otras a la Virgen del Pilón, a la Virgen
del Campo, al Monte de los Capuchinos, a Pozzo di
((**It2.340**)) Strada,
a la Crocetta, y a otros sitios. Al llegar a la
meta señalada previamente, don Bosco pedía el
debido permiso al párroco del lugar o a los
religiosos del convento, permiso que nunca le fue
negado. Entraban todos en la iglesia, y como don
Bosco lo que más deseaba era que se confesaran, a
pesar de los apuros del tiempo, rogaba a algún
buen sacerdote que le ayudara a confesar a unos
cuantos.
Después celebraba la santa misa y, al final,
hacía una breve explicación del Evangelio. El
devoto comportamiento de los muchachos edificaba a
los feligreses del lugar y hasta a los mismos
religiosos, cuando se trataba de un convento. Lo
que más atraía a los jóvenes eran los sermones de
don Bosco. Un día explicaba el mismo don Bosco a
don Luis Guanella la causa de su atractivo:
-Si quiere agradar y hacer el bien a los niños,
hay que predicarles con ejemplos, parábolas,
comparaciones; pero lo que más interesa es
contarlos bien y con muchos detalles: hay que
descender a los pequeños detalles. Los muchachos
se interesan por lo que favorece o contraría a los
personajes que se describen, se apasionan por los
casos tristes o alegres que impresionan su
fantasía y esperan con ansia en qué va a acabar la
narración.
1 1¦. Corintios XIII, 4.
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