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del joven Giovachino G...; espero que todo irá
bien, gracias a su acostumbrada bondad...
Mucho le agradezco las noticias que me envió,
que me sirvieron para mi objeto, como podrá ver
por el volumen de Historia que le incluyo. Si
tuviera ocasión de hacer circular por ahí algún
ejemplar de esta Historia, podría mandarle
algunos, a un tercio menos sobre el precio a que
se venden en librerías, para el bien espiritual,
sobre todo de la juventud, para la cual se ha
escrito.
Reciba mis cordiales saludos y excuse mis
prisas.
Turín, 31 de octubre de 1845
Atento y seguro servidor
JUAN
BOSCO, Pbro.>>
Fue así como, con motivo de la primera edición
de su Historia Eclesiástica en la que elogiaba a
las comunidades monacales y a las primeras
vocaciones al estado religioso por él ayudadas,
comenzaron las cordiales relaciones entre nuestro
buen Padre y el Instituto de la Caridad. Dado que
esa congregación no poseía en Turín ninguna casa,
don Bosco atendía afectuosamente a los jóvenes
religiosos que el Instituto enviaba a la Capital
para seguir estudios. El 6 de diciembre de aquel
mismo año escribía don Bosco al reverendo don
Francisco Puecher: <>. Y el reverendo Puecher le contestaba al
día siguiente: <>.
((**It2.327**)) Las
vocaciones que don Bosco supo descubrir y cultivar
en sus jóvenes, le granjearon el afecto de las
diversas Ordenes y Congre gaciones religiosas, a
las cuales él los encaminaba, atendiendo
prudentemente a sus inclinaciones, índole, cultura
y progreso en la virtud.
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